TESIS EN COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO

EN ESTE BLOG ENCONTRARA TODOS LOS ARTÍCULOS, LINKS E INVESTIGACIONES DE LOS DOCENTES DE LA UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO SECCIONAL CARIBE, PATRICIA RUIZ ACERO, GERARDO FERRO ROJAS Y DAVID CANEVA AKLE. ESTOS DOCUMENTOS CONFORMAN LA TESIS FINAL SOBRE INTERPELACIÓN Y REPRESENTACIÓN JUVENIL A TRAVÉS DEL PROGRAMA BANDERAS EN MARTE DEL CANAL PÚBLICO NACIONAL "SEÑAL COLOMBIA"

4/11/2007

De la Pantalla a la Democracia - Comunicacion para el Desarrollo

Banderas en Marte

De la Pantalla a la Democracia



LA ESTRUCTURA EN EL MAGAZÍN DOCUMENTAL
BANDERAS EN MARTE PARA COMPRENDER LA INTERPELACIÓN A LO JOVEN

CONTENIDO

I. INTRODUCCIÓN

II. TEMA

III. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


IV. JUSTIFICACIÓN

V. OBJETIVOS

VI. MARCO TEÓRICO

6.1 Identidades juveniles fragmentadas y su construcción a través de las representaciones televisivas.

6.2 Las representaciones como producto de la Interpelación

6.3 Identidades narrativizadas imaginarias

6.4 ¿Qué cuentan esas narrativas de lo joven?: La pantalla televisiva como terreno de la democracia

VII. ESTADO DEL ARTE

VIII. METODOLOGÍA

IX. ANÁLISIS TEXTUAL

9.1. DISEÑO TEMÁTICO Y ESTRUCTURA NARRATIVA EN LOS PROGRAMAS DE BANDERAS EN MARTE

9.1.1 Estructura básica por secuencias narrativas
9.1.2 Manejo de temáticas
9.1.3 Sistemas Formales Retóricos y Abstractos en Banderas en Marte

9.2. ELEMENTOS FORMALES

9.2.1 CÓDIGOS DE LA REALIDAD:

9.2.1.1 Códigos verbales

9.2.1.2 Códigos no verbales
9.2.1.2.1 Códigos proxémicos y paralingüísticos
9.2.1.2.2 Códigos espaciales

9.3 CÓDIGOS DISCURSIVOS

9.3.1 Códigos visuales

9.3.2 Códigos gráficos

9.3.3 Códigos sonoros

9.3.4 Códigos sintácticos


9.4. CÓDIGOS AXIOLÓGICOS

9.5. ANÁLISIS: INTERPELACIÓN Y REPRESENTACIÓN DE LO JOVEN EN EL MARCO DE LA PROMOCIÓN DE LOS VALORES SOCIALES EN BANDERAS EN MARTE

X. CONCLUSIONES


XI. BIBLIOGRAFÍA

I. INTRODUCCIÓN Banderas en Marte, construyendo ciudad y democracia desde la participación juvenil

La experiencia que se analizará en esta investigación es el proyecto Banderas en Marte, producido conjuntamente por la Secretaría de Educación Distrital de Bogotá, la Secretaría Distrital de Salud, el Departamento Administrativo de Bienestar Social, el Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá, el Instituto para la Investigación y el Desarrollo Pedagógico, Radio Televisión de Colombia (RTVC) y Unimedios de la Universidad Nacional de Colombia.

Banderas en Marte es un proyecto de comunicación y ciudad enmarcado en la línea del edu-entretenimiento, que incluye como estrategia base la producción de una serie de televisión en el formato magazín documental, emitida en Señal Colombia, además de un programa radial (emitido en UNRadio, de la Universidad Nacional), y una página de Internet. El objetivo principal de este proyecto es el de fomentar la participación de jóvenes de estratos populares en la construcción democrática de la ciudadanía, fortaleciendo de esta forma su papel como actores sociales visibles en la edificación de una ciudad más participativa e incluyente. De este objetivo principal se desprenden otros, relacionados también con los temas de Juventud-Medios-Democracia, que bien podríamos denominar la columna vertebral del proyecto Banderas en Marte. La resignificación de imaginarios negativos existentes en la sociedad en cuanto a la participación de la juventud en las decisiones políticas y públicas en una ciudad, es otro de los ejes claves que intenta desarrollar este proyecto. Pensar en una ciudad más incluyente y participativa es imaginar la posibilidad de una gobernabilidad cuyos actos de legislación pasen necesariamente por el debate público. Si bien los objetivos de Banderas en Marte no son los de abrir espacios para el debate como tal, sí están permitiendo que desde la sociedad civil (o por lo menos un sector clave de esta como son los jóvenes) se planteen temas de discusión, de interés común en lo público, que indiscutiblemente generan las bases de futuros debates necesarios para una mejor gobernabilidad.

¿De dónde surge la idea de un proyecto como Banderas en Marte? ¿Por qué se legitima la necesidad de un programa de estas características en un país como Colombia? Los realizadores parten de un problema claramente contextualizado dentro de nuestra sociedad: Cerca del 30% de la población de una ciudad como Bogotá (el proyecto está centrado en esta ciudad específica) está conformada por jóvenes de estratos bajos y populares, a los que no se les ha dado la suficiente visibilidad en la construcción de la ciudad. Este amplio y diverso grupo no sólo ha sido excluido, sino que también ha sido estigmatizado “por una sociedad que los descarta como apáticos, delincuentes, en alto riesgo, sin haberles siquiera facilitado espacios en los que su expresión sea escuchada.”

En América Latina hay hoy más de 166 millones de jóvenes. Este sector de la población, como dice Jesús Martín Barbero, junto con la mujer, se ha convertido en decisivo y protagónico a la hora de los cambios sociales, culturales, políticos y de desarrollo en las últimas décadas. Los jóvenes juegan un papel indispensable en el funcionamiento de una sociedad. Sin embargo, un gran porcentaje de estos vive bajo grandes índices de pobreza, menos de la mitad tiene acceso a la educación, y más de 10 millones de adolescentes menores de 14 años trabajan en condiciones inaceptables, recibiendo salarios ínfimos. Las condiciones de la juventud en Colombia y el continente no son las mejores. Son un sector clave pero olvidado.

Banderas en Marte surge entonces a partir de esta problemática, y más específicamente, de una investigación diagnóstica sobre los significados que tiene el ser joven en Bogotá. A partir de esta investigación se plantearon las líneas conceptuales de la serie: Juventud, medios, participación, democracia, ciudadanía, educación y ciudad. Podríamos decir entonces, que el diseño de esta serie de carácter formativo y educativo surge de una investigación seria, con un trasfondo claro en cuanto a sus líneas temáticas y conceptuales, y como una verdadera estrategia de comunicación que respalda y valida la puesta en práctica del proyecto.

El diseño tiene como componente clave la serie de televisión Banderas en Marte –en la cual se centrará nuestro análisis-, un magazín documental de 30 minutos de duración, emitido semanalmente en Señal Colombia los días martes a las 8.30 de la noche. Con un lenguaje juvenil, y utilizando una amplia variedad de recursos de la narración audiovisual como el documental directo, las animaciones o el video clip, Banderas en Marte nos cuenta las diversas maneras como se puede construir ciudad desde la visión de los jóvenes, a través de sus historias de vida, y desarrollando en cada capítulo temas claves para la formación de estos como personas y ciudadanos. La serie televisiva se constituye de esta forma en un espacio virtual donde se encuentran miradas y opiniones diversas sobre la ciudad, que al ser expuestas mediáticamente abren ventanas para futuras reflexiones sobre el tema.

Los programas radiales emitidos por la UNRadio de la Universidad Nacional, vienen a ser una extensión de los programas televisivos. Utilizando también el formato de magazín documental, los programas radiales manejan los mismos temas que su aliado televisivo, usando tajadas de vida de jóvenes de estratos populares, testimonios callejeros, radio-comics, entrevistas con diversos grupos musicales de carácter periférico, comentarios de expertos sobre los temas y notas históricas sobre los temas tratados.

Por su parte, la página de Internet www.banderasenmarte.com, es la tercera arista de esta estrategia de comunicación. La inmersión al mundo de la red, no sólo permite globalizar el proyecto, ponerlo a debatir en el ámbito internacional con otros proyectos de este tipo, o permitirle un mayor crecimiento y madurez en cuanto establece redes dialécticas virtuales, sino que una de las grandes ventajas de la página es que posibilita una mayor participación del público con el programa, haciéndolo interactivo. La página en Internet permite acceder a espacios como el Chat y el Foro, donde se plantean debates sobre los temas tratados, además de abrir una ventana para la participación directa de los públicos, ya que los televidentes y radioescuchas pueden escribir proponiendo nuevas temáticas, o exponiendo historias de vida y relatos que ayuden a fortalecer los temas antes tratados.

Estos tres pilares estratégicos, integran en su diseño componentes de carácter masivo y comunicativo (TV, Radio e Internet), en procura del fortalecimiento político y democrático de la juventud, y de su empoderamiento como protagonistas en el cambio de su entorno social. Banderas en Marte, por un lado, y a pesar de las heterogeneidades, afianza las alianzas identitarias en una gran sector de la población (ser jóvenes), y por otro lado, refuerza, construye, y forma nuevas alianzas de identidad en ese sector de la población (ser ciudadanos).

En poco más de un año desde su aparición, el proyecto televisivo de Banderas en Marte ya es líder en la franja juvenil del Ministerio de Cultura y fue seleccionado, junto con otros 19 proyectos, entre los mejores en una convocatoria realizada por la UNESCO. Además, acaba de recibir el MAEDA Prize en Japón. Desde entonces se han discutido temas como los roles de género, negociación de conflictos, diferentes formas de participación para la construcción de ciudad, relación educativa de los jóvenes con la ciudad, proyectos locales para mejorar el medio ambiente, entre otros. La página web del proyecto, además de incluir las reflexiones de los jóvenes sobre los temas propuestos en el foro, consta con más de 40 links de páginas amigas que tratan temas similares al de Banderas en Marte, generando de esta manera el acceso a una comunidad que también trabaja por el desarrollo social en América Latina y el mundo.

II. TEMA

Televisión y representaciones juveniles en el magazín documental BANDERAS EN MARTE

III. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 3.1 Características del problema

La manera como están representados los jóvenes en la televisión colombiana, y que tipo de valores promueven los programas nacionales diseñados para ellos, es la problemática global que origina esta investigación.

Esto se convierte en un problema pues consideramos que muchos de los programas que dicen llamarse juveniles, no muestran una imagen verosímil de lo que significa ser joven, y sobre todo, no promueven los valores apropiados para la construcción de ciudadanía. Los jóvenes no son valorados como agentes sociales lo suficientemente maduros para generar este tipo de discusiones sobre la democracia. Consideramos, que además del existente problema en relación a los valores y a la representación superficial de lo joven, hay otra serie de factores que caracterizan lo juvenil dentro de lo mediático: la falta de espacios de inclusión televisiva que de razón de una verdadera plataforma de visualización de conflictos juveniles donde estos no sean solamente escuchados como posibles consumidores de productos de la industria cultural; la necesidad de espacios donde sus problemas sean debatidos, no desde la mirada experta de terceros, sino desde la experiencia de los mismos jóvenes, ayudando a que se empoderen como agentes autónomos, mayores de edad, capaces de tomar sus propias decisiones, y de ser responsables frente a las problemáticas propias de su edad; y la relación de lo público, representado en la calle y la ciudad, como un espacio de vida donde los jóvenes se encuentran y socializan sus experiencias.

Queremos preguntarnos cómo Banderas en Marte construye identidades juveniles dentro de estas características.

3.2 Contextualización del problema

Para formar ciudadanos y ciudadanas la escuela no basta: hay que abrir todas las puertas y mirar por todas las ventanas. Los ciudadanos y las ciudadanas se hacen en la ciudad, en el contacto con los otros, en el encuentro de sus culturas, sus deseos, sus necesidades y sus sueños.

La ciudad es a la vez una herramienta de vida, de comunicación y de trabajo; un espacio para reconocernos, intercambiar valores y buscar nuestras metas. Es también el lugar de la escuela, de la televisión, la radio e Internet; es el escenario por excelencia de la cultura, la política, el deporte, la productividad, medios todos que concurren para moldear personas y personalidades, voluntades, criterios y actitudes.

Por eso Banderas en Marte asume la ciudad como escenario abierto de formación para jóvenes ciudadanos y ciudadanas y recoge todas las posibilidades que ella ofrece. Pero antes que transmitir contenidos o estimular debates, Banderas en Marte quiere hacer visible la vida diversa de los jóvenes, crear espacios para su encuentro y reflexión, propiciar medios para su auto-conocimiento, reconocimiento, y posibilidades para su expresión e identificación.

La ciudad es un palimpsesto que muestra una diversidad de sub-culturas, tendencias, modas, maneras de ver y vivir el mundo. Además de esto, las características socio-políticas y económicas del contexto colombiano, los problemas de pobreza, de desplazamiento, de desempleo, de violencia, de narcotráfico, delincuencia, maltrata intrafamiliar, etcétera, son elementos que influyen en la vida de los jóvenes. En estos contextos, crece la juventud, y de estos contextos echan mano las producciones televisivas para representarlos y dirigirse a ellos.

3.3. Formulación del Problema

En virtud de las anteriores consideraciones la formulación del problema de esta investigación se postula así: ¿Qué pistas instaladas en la estructura del magazín documental Banderas en Marte sirven para comprender las formas de interpelación y representación de lo joven y su relación con la promoción de ciertos valores sociales?

IV. JUSTIFICACIÓN

La necesidad de estudiar la representación de lo joven en la televisión está fundamentada en la importancia de ésta como herramienta, no sólo de visualización de saberes e imaginarios, sino en su innegable capacidad para la construcción de redes simbólicas de relaciones y significados entre las audiencias juveniles que la consumen.

¿Es la televisión un vehículo para la visibilidad e inclusión de los modos de percibir y pensar la ciudad por parte de los jóvenes? En una sociedad mediatizada como la nuestra, donde si bien lo “mediático no agota lo comunicativo”, en palabras de Guillermo Orozco Gómez, es también cierto que lo comunicativo indudablemente se ve resignificado y reconstruido a través de lo mediático. La relación entre los sujetos sociales y los medios, y en especial la televisión, es entonces una relación de mutua construcción, donde estos los tele-evidencian como actores sociales al tiempo que los redefinen como tales. “Al desplegar [los actores sociales] sus interacciones con el entorno y sus acontecimientos, al experimentar sensaciones y emociones lo hacen (en gran medida) a través de los medios; y mucho de lo que viven pasa por sus interacciones mediáticas.”

La relación de la televisión con el problema del desarrollo y la juventud en Colombia es primordial a partir de lo anterior. Son los jóvenes los espectadores más hambrientos a la hora de devorar programas televisivos, son el público más numeroso y más “indefenso”, de ahí que gran parte de la programación esté dirigida a ellos. Pero estos programas muchas veces son realizados desde una óptica consumista, viendo al joven como un público clave pero representándolo desde la estigmatización y los estereotipos. La pregunta que debemos hacernos es entonces, ¿de qué manera asumen los jóvenes la televisión?, y sobre todo, ¿de qué manera son vistos a través de la pantalla? Preguntas que deberían llevarnos a la reflexión planteada por teóricos de la TV, como en el caso de Omar Rincón: “Somos, según la tele una sociedad sin memoria, donde nada es comprobable, nada es afirmable, una identidad que es capaz de explicarse mejor desde la ficción que desde la realidad. Esa es nuestra Colombia representada en la televisión, sólo nos queda preguntarnos si nos gusta ser así como venimos apareciendo.”

¿Nos gusta ser así? La televisión ha desarrollado una nueva globalidad, un nuevo tipo de culturas mediatizadas, sustituyendo en gran medida los espacios antes exclusivos de la escuela o la familia, generando una conexión a través de la pantalla que define modelos de vida y patrones de comportamiento. “La televisión asume actualmente competencias que tradicionalmente llevaban a cabo las instituciones (…) y se ha convertido en una especie de panóptico del mundo, sin ningún tipo de obstáculos a la mirada de un espectador que es a la vez observador y observado; que utiliza el escenario televisivo para mirar y para ser visto.”

Estas múltiples miradas generadas en la televisión, esa característica de sortear las diferencias entre las experiencias individuales y las colectivas, se evidencian mucho más, en el caso de Banderas en Marte, cuando su naturaleza de televisión pública asume una posición dentro del marco amplio, heterogéneo y económicamente sólido de la televisión global. La globalización de la televisión, no sólo entendida como la masificación de productos televisivos, o la exportación de lenguajes, formatos y nuevas narrativas, sino más como la explosión de múltiples miradas, de múltiples referentes culturales y representaciones del mundo social y simbólico, ocasiona una dislocación geográfica de la cultura , una fragmentación en términos culturales y discursivos alrededor del ser y sentir la identidad, que si bien, es entendida no como “una cosa” lineal o fija sino como miradas fraccionadas de nosotros mismos, se hace indispensable igualmente la pregunta sobre lo nacional, lo regional, lo local, y en resumen, sobre las maneras de verse e imaginarse de los jóvenes, dentro del contexto local en medio de una lluvia globalizada, y a veces inconexa, de imágenes televisivas.

Preguntarnos por las identidades de los jóvenes, y el papel que la televisión pública juega en la construcción y resignificación de las mismas, es fundamental a la hora de pensar en una ciudad más incluyente, que posibilite la participación y visibilidad mediática de todos sus actores sociales en el proyecto de una ciudad democrática y pensada por todos y para todos. Esta participación y visibilidad se da en Banderas en Marte gracias a una estrategia pensada desde el edu-entretenimiento, el cual hace referencia a la posibilidad de educar a medida que se entretiene. El modelo de escuela-ciudad-escuela, asume a la ciudad como una gran ventana de aprendizaje, donde la urbe aprende de la escuela y es escuela al mismo tiempo. Es decir, los referentes para entender y estudiar la ciudad no sólo salen de la academia, sino que es la misma ciudad, a través de sus habitantes, quienes la usan, escriben y reescriben a diario, la que nos ofrece un sin número de referentes para estudiarla. “La ciudad es a la vez una herramienta de vida, de comunicación y de trabajo; un espacio para reconocernos, intercambiar valores y buscar nuevas metas.” La ciudad es entonces no sólo un espacio físico, sino también imaginario, donde viven y conviven, en lo público, los habitantes. Al interior de la ciudad se tejen sentidos, modos de vivir y relacionarse, y es esto lo que Banderas en Marte, desde lo joven, pone en evidencia, y que justifica en gran parte la necesidad de analizarla a profundidad.

La televisión como herramienta educativa, tiene que pasar indiscutiblemente en este caso específico, por una construcción virtual de la concepción de ciudad. Entonces, la ciudad se convierte también en la ciudad audiovisual: La ciudad que narran los jóvenes, que se construye desde la juventud, y que pasa por el tamiz de lo mediático. Lo audiovisual facilita la apropiación de sentidos al mismo tiempo que les da validez, ya que en buena medida, “el relato audiovisual es competente para permitir nuevas expresividades sociales porque siempre ha sido un modo de expresión inestable y abierto para los creadores que se atreven a aventurarse por la vida sin seguridades ni recorridos definidos” , es decir, que es capaz de adaptarse a las necesidades del mensaje y del tema que se busca, sólo el documental con su sentido de exhibicionismo y de mirada franca, puede acercarse al hecho de salir a la calle y observar la ciudad de hoy, que en este caso se enriquece puesto que comparte lenguajes similares al de la TV y el video. La ciudad de hoy es discontinua, fragmentada, con historias híbridas, plagada de microrelatos y de encuentros fortuitos; características que se pueden ver también en el discurso televisivo.

La imagen es una de nuestras principales formas de comunicación, “la esfera pública urbana es una acelerada superposición de imágenes” . Estas imágenes se constituyen en una forma de comunicar la ciudad y de comunicar las identidades que conviven en la misma. La tecnología ha puesto los equipos y sistemas de producción necesarios para que el video, como generador de imágenes de lo urbano, sea de fácil acceso y se constituya en un mecanismo para comunicarse con el otro, específicamente con aquel con quien compartimos la ciudad. En su texto “Dinámicas urbanas de la cultura”, Jesús Martín Barbero comenta como consecuencia de esto el surgimiento de “oralidades secundarias” que constituyen “el espacio de ósmosis entre unas memorias, unas largas memorias de vida y relato, y unos dispositivos de narración audiovisual nuevos, entre unas narrativas arcaicas y unos dispositivos tecnológicos postmodernos” .

El por qué de esta investigación se justifica dado que la televisión se ha convertido en una nueva aula virtual que educa queramos o no, al grado que “no sería posible entender hoy ni la educación fuera de la televisión (...), ni a la televisión al margen de sus audiencias, sus televidencias y de su educación como proyecto viable en las sociedades contemporáneas.” . Y es también esta investigación, una manera de conocer la forma como están siendo representados los jóvenes, sus gustos y necesidades en términos mediáticos, y al conocer esto, poder tele-evidenciar esas falencias a través de una verdadera pantalla que haga visible sus problemáticas.

V. OBJETIVOS 5.1 Objetivo General 5.2 Objetivo Específicos

Comprender la estructura en el Magazín documental Banderas en Marte del Canal Nacional Señal Colombia y su forma de interpelar y representar lo joven.


5.2 Objetivo Específicos

• Identificar la estructura narrativa y el sistema formal de los programas Banderas en Marte
• Identificar los códigos formales de los programas Banderas en Marte
• Identificar los valores sociales que promueven los mencionados programas juveniles
• Analizar e interpretar las pistas instaladas en la producción de Banderas en Marte que den cuenta de la interpelación y representación de lo joven en el marco de la promoción de los valores sociales en dicho programa

VI. MARCO TEÓRICO Representación juvenil, Interpelación y Valores Sociales en Banderas en Marte 6.1 Identidades juveniles fragmentadas y su const

La pregunta por las representaciones juveniles en la televisión, o las interpelaciones producto de ciertos programas televisivos en relación a lo joven, nos lleva, indudablemente, a preguntarnos por el problema de la Identidad porque consideramos que el estudio de las representaciones juveniles en la televisión, y en especial en el programa Banderas en Marte, apunta a dos trasfondos específicos en relación al papel de lo joven desde lo mediático: 1, a un proceso de construcción de identidad ciudadana en los jóvenes; y 2, a un proceso de construcción democrática a través de la televisión. Las representaciones generan identidades. Ahora, ¿por qué algunos jóvenes se sienten identificados con ciertas representaciones y por qué otros no? ¿Qué tipos de representaciones se dan de los jóvenes en cierto tipo de programas televisivos? Y más importante aún, ¿qué tipo de valores sociales promueven, o cuestionan, ciertas interpelaciones mediáticas?

Lo primero es centrarnos en el asunto de la Identidad, y entenderla, al igual que la cultura, como un constructo social. De ahí, que pensar en una sola o única Identidad, homológica, imperativa, que gobierna nuestro “yo-social”, “yo-cultural”, nuestro “yo- joven”, sería absurdo. Absurdo, porque debido a las múltiples representaciones que de lo joven se hacen en los medios, estas, de mediana o mayor forma, generan unas u otras maneras de identificarnos con lo que creemos puede significar lo joven, debido a nuestro mayor o menor grado de acercamiento emocional con dichas representaciones. Pablo Vila en su texto Música e Identidad, la capacidad interpeladora, nos aclara que las identidades que vemos representadas en la música (o en cualquier producto mediático), no son identidades que se expresan o reflejan, sino que son identidades que se construyen. Es decir, que el proceso de identificación se da en la medida en que somos partícipes de la construcción colectiva de algo.

La identidad es entonces un proyecto en construcción, fragmentado, múltiple, cambiante, atravesado transversalmente por el discurso y el lenguaje. “La identidad no es una cosa fija y preexistente, una especie de posesión del yo, sino más bien una descripción constitutiva del yo en el lenguaje” . Y ese yo se manifiesta desde los discursos de género, edad, raza, estrato socio-económico, etc. Al mismo tiempo, la identidad no puede ser entendida fuera de las representaciones culturales , y la televisión, como representación cultural, moldea y resignifica esas identidades.

La identidad como proyecto, encuentra en la televisión un medio, más que de reflejo, de resignificación de su propia esencia. La televisión refleja, o intenta reflejar, la realidad de una sociedad al tiempo que la resignifica a través de la pantalla, es decir, la televisión, en palabras de Omar Rincón, se convierte en un dispositivo de producción artificial de la identidad, “ya que junta productores y consumidores en una red de sentidos a partir de sensibilidades parecidas y propone comunidades sentimentales de sentidos rápidos, frágiles pero efectivos” , generando, como dice Barker, múltiples narrativas del yo. Estas múltiples narrativas se visualizan en lo televisivo, “pues la televisión es el más importante mecanismo comunicativo en orden a diseminar esas representaciones que son constitutivas de –y están constituidas- por la identidad cultural” . En este sentido, la televisión, como industria cultural y simbólica, crea puentes y redes de significación entre los productos televisivos y sus consumidores. Redes que unen sensibilidades, modos de vernos, y de desearnos, es decir, proyectos identitarios en constante construcción.

Ahora, ¿por qué nos vemos, nos deseamos, en últimas, por qué nos identificamos con ciertos productos televisivos?, ¿por qué una canción, o un programa de televisión, puede generar procesos identitarios tan grandes, tan complejos, y tan variables de una clase social a otra? O dicho de otra forma, ¿de qué manera empezamos a construir colectivamente una identidad? La respuesta, y la apuesta de Vila (y la apuesta que hacemos nosotros con nuestra investigación), parece estar en las narrativas y sus capacidades interpeladoras.

6.2 Las representaciones como producto de la Interpelación

Hemos dicho que la televisión refleja la realidad de una sociedad al tiempo que la resignifica a través de la pantalla. Pero ¿cómo la resignifica? Las pistas a esta respuesta están en la teoría de la interpelación de la que habla Pablo Vila en su texto Música e Identidad, la capacidad interpeladora.

Las escuelas sub-culturalistas, estructuralistas y positivistas de las que hace mención Vila, se respondían el cuestionamiento sobre identidad-música, a partir de una razón homológica que “debía” unir al individuo, sus gustos musicales (aplicado también a lo televisivo, ¿por qué no?), con su clase social. Es decir, que existía para ellos una relación íntima entre clase social e identidad o expresión musical. Pero, en ese caso, cómo se explicaría que muchos individuos, de clases sociales diferentes, escuchen el mismo tipo de música. Por qué el reguetón, por ejemplo, se ha convertido en un producto musical de consumo masivo, si no todos los que escuchan ese tipo de música pertenecen o vienen de la misma clase socio-cultural de donde surgió este ritmo. El mismo cuestionamiento es válido para el vallenato, el rock, el pop, el rap, el hip-hop, y ciertos tipos de programas televisivos, donde la diferencia de clase socio-cultural es evidente.

La cuestión parece complicarse, pero en realidad se enriquece. Es cuando aparece en el texto de Vila las palabras iluminadas de Simon Frith, al decir que “la cuestión no es cómo una pieza particular de música o una actuación refleja a la gente, sino cómo la produce, cómo crea y construye una experiencia –una experiencia musical, una experiencia estética- que sólo podemos entender si adoptamos una identidad subjetiva y colectiva al mismo tiempo.” Y una experiencia televisiva, también. Ya lo decía Edgar Morín, “el reflejo es engañoso…” , y después de todo, lo que vemos en las pantallas son imágenes, pero no meros reflejos, sino no lograríamos esa identificación. Entonces, más que reflejos, lo que se logra a través de la música o de la televisión, es una compaginación de subjetividades. Existen ciertos elementos comunes entre los emisores (músicos, realizadores de TV) y los receptores (audiencias), que se ponen en evidencia en el momento de escuchar una canción o ver un programa. Estos elementos comunes apuntan a una orientación colectiva de la realidad, es decir, a una representación colectiva de la misma, desde la cual se produce la identificación. “La forma televisión sería un lugar de encuentro y una estrategia de búsqueda por el sentido al crear comunidades por instantes, posibilitar el compartir temáticas, escenarios y sujetos, permitir sentidos móviles, habitar identidades frágiles, construir goce” . Esos elementos interpeladores se manifiestan en las estéticas televisivas, en las maneras de relatarnos y de cuestionarnos, es decir, que hasta la forma o formato más sencillo implica una interpelación, confrontación con alguna sensibilidad (ya sea estética o retórica) común entre emisor y receptor.

Ahora bien, esos elementos comunes de los que hablamos, o bien pueden ser elementos discursivos (cierto tipo de música o programas tienen mensajes en relación a la política, o a lo social, o a lo religioso, o a la amistad, o a los valores, o a la nación, etc, con los cuales yo, como sujeto, estoy de acuerdo por mi formación como individuo), o elementos meramente estéticos (cierto tipo de música o programas televisivos tienen elementos en relación a las formas de vestir, o de cantar, o de bailar, o de actuar, con los que me identifico como sujeto debido a mi formación como individuo), pero igualmente, en ambos casos, parten de lo subjetivo hacia lo colectivo. Es decir, que el yo crea su identidad a medida que se ubica en la diferencia con el otro. Aquí queda en evidencia la importancia de la heterogeneidad en la construcción de representaciones identitarias, concepto este, el de la heterogeneidad, clave para nuestro análisis.

Ahora, ¿cómo se dejan ver esas sensibilidades, cómo llegan hasta los receptores? Es aquí donde entra en juego las diversas narrativas que conforman lo televisivo, pues a través de ellas se manifiestan esas sensibilidades comunes.

6.3 Identidades narrativizadas imaginarias

La cuestión aquí, es cómo esos elementos comunes identitarios, lo que Vila llama la oferta identitaria pasan de un emisor (un texto televisivo o musical) a unas audiencias que las aceptan o rechazan por medio de la interpelación. Es decir: las narrativas como el medio para visualizar la interpelación.

Esa brecha, ese espacio simbólico que se encuentra entre la oferta identitaria y los públicos, es lo que Pablo Vila ha denominado la narrativa. Y que aquí podríamos definir, palabras más, palabras menos, en la forma como contamos los que somos, ese panóptico que somos, esa fragmentación identitaria que somos. Entonces, en realidad, nos sentimos representados e identificados, en ciertas narrativas, es decir, en ciertas formas de contarnos a nosotros mismos.

Ahora bien, si la identidad debe ser entendida como un proyecto, quiere decir que es un ideal, y si ese ideal identitario se construye de manera colectiva a través de narrativas, entonces podremos entender eso que Vila plantea en relación a las llamadas identidades narrativizadas imaginarias, o sea, estamos imaginando y narrando lo que somos, o queremos ser, y en ese proceso, nos embarcamos, nos identificamos, nos imaginamos como individuos, como sociedad, como jóvenes, como mujeres, como negros, blancos, indígenas, colombianos, etc. Lo que hace la música, en los casos planteados por Vila, y la televisión en nuestro caso de estudio, es visualizar, a través de canciones o de la pantalla, esas construcciones colectivas e imaginadas de lo que somos. De ahí, precisamente, que sea de lo más normal que algunos jóvenes se identifiquen con programas juveniles mientras que otros no, cuando creemos, erróneamente, que debería ser una identificación homológica. Nos preguntamos entonces, ¿por qué unas narrativas funcionan y otras no?

A partir del concepto de la narrativa, el asunto se va enmarcando cada vez más en nuestro objeto de estudio. Pues como bien lo plantea Vila, el problema no termina aquí, ya que las narrativas no se cuentan solas. ¿Cómo construyo esas narrativas?, es la pregunta lógica que vendría a continuación. Omar Rincón plantea lo siguiente: “La TV seduce porque se comunica desde estructuras narrativas” . Estas narrativas apuntan a la manera como nos relatamos colectivamente como sociedad, o como jóvenes, en este caso. La oferta identitaria que se manifiesta a través de lo televisivo, con el fin de narrativizar esas identidades imaginarias de lo social, se expresan por medio de lo que Vila denomina tramas argumentales, es decir, un sistema que las organice, una manera de relatar lo narrativo. Recordemos que toda narración es un discurso, pero no todo discurso es una narración . Y que toda narración es un relato, es decir, un orden coherente de acontecimientos, que implícita o explícitamente, expresan una idea. Y si Vila habla de trama argumental, David Bordwell, habla de Sistemas Formales No-Narrativos: Sistemas Categóricos, Retórico, Abstractos, Asociativos.

Los Sistemas Categóricos, son aquellos que organizan la información en segmentos, categorías o sub temas relacionados con el mensaje que se quiere transmitir. Los Retóricos, buscan convencer al espectador a través de la emotividad, por un lado, y por otro, a través de fuentes expertas que logren persuadir respecto a una verdad. Los Sistemas Abstractos, le dan preponderancia a las formas, a los colores, a las texturas, hasta el punto de, o convertir la forma en el mensaje, o utilizarla para transmitir el mensaje. Los Sistemas Asociativos, por su parte, son aquellos que organizan el relato mediante agrupaciones de imágenes, es decir, usando el montaje de imágenes yuxtapuesta, aparente inconexas, para generar otro tipo de sentidos más ligados a lo metafórico.

Los Sistemas Formales No-Narrativos planteados por Bordwell, no vienen a ser otra cosa que la manera como se ordena la trama argumental de toda narrativa en el proceso de construcción de representaciones identitarias.

Hemos dicho que la identidad no es más que una construcción a partir de narrativas sobre nosotros mismos, pero que sólo en el encuentro con el otro esa identidad cobra validez. Si nuestra identidad es fragmentada, entonces es diferente a la de los demás, aunque existan puntos comunes. Lo que puede hacer la televisión, a través de las nuevas narrativas de la pantalla, y lo que eventualmente hacen algunos productos televisivos como Banderas en Marte, es poner en evidencia esas fragmentaciones, esas diferencias. En este sentido, Banderas en Marte cuestiona la idea de una sola identidad juvenil homogénica, y visualiza las heterogeneidades del ser joven en Colombia, enseñando así a convivir de manera democrática, respetando y valorando las diferencias del otro, por lo menos, desde el espacio virtual de lo televisivo. Es decir, como lo veremos en el siguiente aparte, convertir la pantalla en un terreno para la democracia y la educación en valores.

6.4 ¿Qué cuentan esas narrativas de lo joven?: La pantalla televisiva como terreno de la democracia

Ese espacio virtual televisivo es cada vez más una forma de revaloración e interpelación, aun más en Latinoamérica, y en especial en países como Colombia. Entendiendo que nuestro sistema de valores ha venido siendo reinterpretado día a día, se sintetizan comportamientos de revaloración de la identidad colectiva, moldeándose súbitamente a través de la oralidad y la estética narrativa que proponen los medios.

Las escuelas formales públicas y privadas colombianas a través de su sistema educativo para el mecenazgo, como afirma Jesús Martín-Barbero, han perpetuado una visión con ausencias políticas culturales y comunicativas que no reciben al ecosistema comunicacional como herramienta sino como una afrenta contra el dogma de la letra como base de toda evolución mental e intelectual.

Pero el cambio permanente en las representaciones juveniles, parten del hecho de que somos una generación que nació y se formó con la televisión (Umberto Eco, 1986) y reconociendo que nos divertimos con videojuegos, cine, que bailamos frente a pantallas gigantes multimediales, que hacemos tareas en computadoras y que narramos nuestras experiencias urbanas en imágenes cada vez más asequibles a públicos desconocidos, llegaríamos a decir hipotéticamente, que ya no vivimos en una sociedad con sistema educativo sino en una sociedad educadora (Barbero), en donde no hay una sola manera de enseñar ni una sola forma de aprender, donde los ámbitos tradicionales, históricos y académicos se estallan, y se quiebra la idea de “la educación para la sociedad a una educación en sociedad” , en la cual los medios de comunicación entraron en un proceso de desmasificación, particularización e individualización que sugiere el pensar, el vivir pero frente a un receptor que tiene poder sobre la circulación de los mensajes y que día a día retoma representaciones que lo reflejan con su entorno o su cultura global.

Estas nuevas maneras de educar, están atravesadas por los medios de comunicación y su papel como formadores de valores, ya que “una de las enormes preguntas sobre la televisión es que uno cree lo que pasa en ella, así sepa que eso no es verdad. Es decir, el compromiso emocional que el publico establece con la pantalla y con los personajes que están en la pantalla es un compromiso de verdad, es un compromiso donde están mediando los valores.”

Los medios de comunicación en la coyuntura actual, al contrario de lo que piensa Héctor Abad Faciolince, quien concluye que: “los medios son incultos, frívolos y hasta imbéciles de manera que cuanto ” , sino que en los medios televisivos y las tecnologías del video, se revalora el conocimiento y rompemos en una medida y desde una óptica popular, la percepción de que estos nos evitan, la pena o la dificultad de pensar.

Según Barbero paradójicamente en un país tan dividido y desgarrado, tan incomunicado como Colombia, la televisión se ha convertido en escenario de perversos encuentros: mientras las mayorías ven ahí condensadas sus frustraciones nacionales por la “tragedia” de su equipo en el mundial, otros sienten orgullo por las gentes de la región cafetera en la novela Café, donde la minoría iletrada vuelca en ella su necesidad de exorcizar la pesadilla cotidiana.

Hay una fascinación que nos idiotiza, pero esa fascinación esta mediada por un espectáculo de poder y el simulacro de la democracia en donde vemos imágenes inmediatas de la realidad y de la estética del conocimiento. Antes la perspectiva frívola era de un publico, masivo, pasivo. Hoy se piensa y se vive la desmasificación, una sociedad abierta, sociedad de la información (Barbero) en donde la particularización y la individuación, el estar a su gusto e interés no solo nos condensa en una audiencia activa, psicológica y social sino tecnológica.

Y ahí tenemos a los valores de infundadas relaciones, que son hipócritas, en el campo de desarrollo humano, pues la colectividad que representa lo colombiano saca a flote sus garras de envidia permanente y esto también es un valor entendido como un moldeamiento y deformación de los gustos populares.
En el libro De la Cuna a la Academia de Leonardo Boff se especifica una diferencia entre los valores paridos por la cultura y los de la razón. Los primeros son inherentes al espíritu, que siempre van de la mano del principio de vida, mientras que los otros, como lo especifica Adriana Yuren, se refiere al bien del valor como objeto de elección racional, lo que lo enlaza con el juicio de hecho, y por lo tanto, con la objetividad: el valor del dinero, del ahorro, de la adquisición de bienes materiales. Pero cabe recordar que frente a estos dos esquemas de valor están las directrices mediáticas y gramaticales que informan el proceso social evolutivo hacia la igualdad. “Lo que los medios de comunicación le presentan, son experiencias vicarias que como manifestaciones de valor pueden llevarlo a tomar decisiones, crear o afirmar ideales, pero también pueden llevarlo a aprehender simplemente conductas, avalarlas, aceptarlas e imitarlas, sin el paso de la deliberación adecuada que es la instancia en que podemos poner en práctica la libertad autentica.”

VII. ESTADO DEL ARTE

El proceso de investigación que adelantamos en Banderas en Marte de la pantalla a la democracia, nos llevó al análisis de varias experiencias y estudios relacionados con lo televisivo, su discurso, y la interpelación a lo joven. Desde esta perspectiva nuestra investigación pretende incluirse en el debate actual sobre la televisión juvenil enmarcada en el contexto colombiano.

En primer lugar, la revisión del documento investigativo “Hacia un Modelo de Televisión Educativa Pública Regional: El nuevo Enfoque y Convergencia Tecnológica” desarrollado por La Universidad de Cartagena y la Comisión Nacional de Televisión, se soporta sobre un proceso metodológico de investigación participativa que involucra a los distintos actores y usuarios actuales y potenciales de la televisión educativa, constituyéndose en el centro interactivo y de retroalimentación para la formulación de un modelo que, parte de reconocer el análisis situacional del desarrollo de la TV educativa regional, aplicada en los distintos escenarios -público, privado, académico y comunitario, así como de las experiencias nacionales e internacionales.

En el año 2006, La Comisión Nacional de Televisión publicó una serie de catorce investigaciones titulada Programa de Investigaciones Académicas sobre Televisión. En esta serie se incluyó la investigación desarrollada por la Universidad Nacional de Colombia titulada Prácticas culturales en adolescentes, medios masivos de comunicación y diseño cultural, proyecto orientado a identificar las relaciones existentes entre medios masivos de comunicación y las prácticas culturales en adolescentes de estratos 3 y 4 de la ciudad de Bogotá. Para lograr este objetivo se diagramaron las prácticas culturales modeladas en los medios masivos de comunicación, incluyendo instrucciones, contingencias, patrones y contextos; también se observaron los grupos de adolescentes para analizar la correspondencia entre el modelamiento televisivo y los patrones de comportamiento en el medio real y describir las influencias del microdiseño de prácticas culturales sobre el comportamiento prosocial de adolescentes pertenecientes a estratos 3 y 4 de Bogotá.

De igual manera, la Universidad de los Andes realizó la investigación titutalada Influencia de los programas televisivos que incluyen contenido sexual, en el comportamiento de los adolescentes colombianos. Esta investigación fue realizada con el fin de aportar conocimiento en el plano de las influencias de los programas televisivos que incluyen contenido sexual en el comportamiento de los adolescentes colombianos. Se examinó la influencia conjunta de la exposición a la televisión, la relación de los adolescentes con los programas que ven, la comunicación familiar y la supervisión parental sobre los conceptos que tienen los jóvenes de las relaciones románticas y sexuales, sobre la experiencia con relaciones románticas y sobre la actividad sexual.

Estos estudios también incluyen el papel de la televisión en audiencias socioculturalmente diferenciadas. La investigación de la Universidad Nacional de Colombia, Análisis de la recepción televisiva en audiencias socioculturalmente diferenciadas de Bogotá, apunta a esto. El proyecto examina las condiciones materiales, de género, edad, ocupación y nivel educativo y cultural de la población involucrada, al tiempo que estudia el proceso de mediación de los contenidos televisivos en relación a las diferencias económicas, sociales y de contexto de las audiencias de sectores populares, medios y altos. El estudio también ahonda en los procesos negociación entre tipos de audiencias y contenidos de televisión, las apropiaciones y usos de los contenidos televisivos por parte de los distintos tipos de audiencias, los canales de televisión, los géneros televisivos y los horarios que observan distintas audiencias.

La Universidad Tecnológica del Chocó, por su parte, realizó también en el 2006 y en el mismo documento de CNTV, la investigación sobre Influencia de la programación de televisión en la formación de valores en la población escolarizada entre 11 y 16 años, en los municipios de Quibdó, Tadó e Istmina. El objetivo de la investigación era el de identificar los programas preferidos por la población objeto, estableciendo su incidencia en la modificación de patrones de comportamiento. Para las necesidades de nuestra investigación, el ejemplo del caso de la Universidad Tecnológica del Chocó es importante, pues abre un camino desde el cual se aprecia, intuye y deduce el tipo de influencia que el medio televisivo puede llegar a ejercer en audiencias jóvenes en contextos muy específicos, y su importancia en la construcción y resignificación de valores.

Por otro lado se encontró, una investigación realizada por la Universidad del Valle, titulada Pantallas Reflexivas: reinventar la casa y domesticar las pantallas audiovisuales. Este estudio indaga sobre la condición particular del «adulto», con una prolongada historia como televidente y consumidor de medios desde la infancia, el tipo de culturas hogareñas en que se inscriben sus responsabilidades de crianza, y los efectos que tanto la cultura hogareña, como el trabajo de crianza, tienen a la hora de definir, clasificar, regular y prescribir las relaciones de los niños con las pantallas audiovisuales .

El informe concluye que las pantallas audiovisuales son inscritas y reguladas de conformidad con un poderoso proyecto educativo entre los adultos y los niños que existe un vínculo muy fuerte entre los roles de crianza, las concepciones de la mente del niño y televisión: este vínculo configura una geografía moral y clasificatoria de las pantallas audiovisuales en general, y de la televisión en particular.

Regionalmente se encontraron varias investigaciones relacionadas con el tema general de nuestro trabajo, pero la que mas pertinencia tiene con nuestro tema central es la de Jair Vega y Luz Helena García, pertenecientes al Grupo de Investigación en Comunicación y Cultura de la Universidad del Norte, titulada, ¿Qué tiene que ver Popeye con la ciudadanía?, investigación realizada sobre imaginarios de ciudad y ciudadanía de niños y niñas entre 9 y 11 años de la ciudad de Barranquilla. Este documento aborda la relación televisión ciudadanía preguntándose por el rol que esta desempeñando la televisión en la construcción de los imaginarios de ciudadanía que tiene los niños y las niñas de la ciudad pertenecientes a los sectores de estrato bajo, medio y alto.

Finalmente, dentro de la búsqueda de investigaciones relacionadas con la discusión televisión juventud en Colombia, encontramos algunas experiencias de edu entretenimiento producidas dentro de la televisión nacional, y otras series que manejan el tema de la juventud, la educación y la formación en valores.

Tal es el ejemplo de Décimo Grado, serie de los años ochenta, sobre los jóvenes y su relación con las problemáticas que ocurren en el ámbito educativo. Cabe recordar que al momento de emitirse esta serie juvenil, Colombia se encontraba como ahora en una coyuntura social, política y económica que estaba predeterminada por el narcotráfico y sus practicas que pernearon a la sociedad y con esto estamos hablando también de los jóvenes.

Este programa, es un elemento de análisis dentro de nuestra investigación pues es un referente de nuestro imaginario audiovisual en cuanto a valores juveniles se refiere. De alguna forma este programa fue un intento de la televisión colombiana por abordar la problemática juvenil, vista desde la mirada de los jóvenes.

En los años noventa, aparece De Pies a Cabeza, una serie infantil y juvenil que hablaba de socialización y otros problemas encarnados en la adolescencia. Esta serie, cuyo elemento interpelador, era el fútbol y el deporte, presentaba situaciones donde los personajes tenían que resolver conflictos propios de su edad. Este programa surge como una estrategia de comunicación de la Fundación Social diseñada por Juana Uribe y producida por Cempro.

Francisco el Matemático, fue una estrategia pedagógica que empieza a realizarse en 1999 producto de una iniciativa estatal, el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (IDEP), “caracterizada fundamentalmente por que partía de una investigación de campo, de una investigación con una metodología de la sociología, la historia de vida que permitió acercarse al universo de los colegios públicos de una manera distinta, de una manera mas sustentada”

Cabe anotar que las series citadas anteriormente son análisis de lo joven desde el género de ficción. En este sentido han sido muy pocas las series en Colombia que han abordado la temática desde la no ficción, es decir desde el documental.

Muchachos a lo bien es una de estas series realizada por la Fundación Social en Medellín, que intentaba cambiar los imaginarios alrededor de los jóvenes de las comunas de la capital antioqueña y Joven habla joven, una estrategia de esta misma entidad, realizada con jóvenes de estratos populares de Barranquilla, cuyo proceso incluía el empoderamiento de estos a través de la realización de piezas audiovisuales como herramientas para narrar sus propias historias.

VIII. METODOLOGÍA

“La televisión es un objeto de investigación complejo y elusivo. Complejo por que tiene diferentes caras y elusivo por que se escapa, se desborda, no se puede definir de modo instantáneo, ni de modo sintético” . Por esta razón, en el abordaje metodológico de nuestra investigación es necesario, primero que todo, definir desde qué óptica se analizará el mundo-televisión.

El análisis de lo televisivo puede afrontarse desde tres disciplinas u objetos de estudio diferentes: desde la producción, desde la oferta televisiva y desde el consumo. Desde la producción, se estudia a la televisión como industria cultural, tratando de comprender sus dinámicas de producción dentro del mercado. Desde el consumo, se analiza la influencia del medio en los espectadores, se estudia el consumo televisivo y de qué manera este afecta los modos de vida de los consumidores. Y por último, el estudio de la televisión desde la oferta, es aquel que se centra en el análisis de los programas como tal, sus diseños, los elementos constitutivos de su lenguaje y las maneras como estos representan lo real. El estudio de la televisión desde la oferta programática es el que nos interesa en esta investigación.

Analizar la televisión desde la oferta puede hacerse desde tres frentes de acción: el análisis de contenidos, el análisis textual y los estudios culturales. El primero, se centra en los contenidos meramente conceptuales y temáticos, y ve la televisión desde una mirada instrumentista utilizada meramente como canal para transmitir informaciones, representaciones o conceptos. El segundo, de corte más semiótico, ve a la televisión como un lenguaje, donde la forma televisiva es un mensaje en sí, el elemento que los moldea; el análisis textual considera la televisión como representaciones lingüística y comunicativas (Di Chio, Cassetti) construida a base de materiales simbólicos que buscan una significación determinada. El tercero de los abordajes, los estudios culturales, centran su foco de interés en los contenidos, formas expresivas y de recepción, pero en relación al contexto social y cultural que los rodea.

La nuestra es una investigación de corte semiótico, centrada en el análisis textual de la oferta televisiva, apoyándonos en el libro Análisis de televisión, Instrumentos, Medios y Prácticas de Investigación de los investigadores Francesco Cassetti y Federico di Chio. El instrumento que aplicaremos será un resumen de los elementos semióticos, o códigos implicados en la estructura, el lenguaje audiovisual y los valores axiológicos representados de manera implícita y explícita en los programas. Esta es una investigación con vocación crítica y de carácter cualitativo.

A continuación, haremos una pequeña descripción del método que se aplicará para cada objetivo específico:

En lo relacionado a la estructura narrativa y las temáticas de los programas de Banderas en Marte, identificaremos dos elementos. Por un lado, nos interesa el diseño temático del programa, es decir, el tratamiento dado a los temas que trabajan cada uno de los documentales analizados, no sólo cómo son abordadas estas temáticas, sino también desde qué puntos de vista. En cuanto a la estructura narrativa, identificaremos dos aspectos claves: Primero, basados en lo expuesto por David Bordwell, se identificarán qué tipo de Sistemas Formales No Narrativos (Categóricos, Retóricos, Abstractos y Asociativos) son mayormente utilizado en el programa, y por qué, y con qué intención. Segundo, cual es la estructura narrativa básica que utilizan, es decir, cómo se organiza el programa para ser narrado. Las narrativas son importantes, pues al conocer la forma como se cuenta la historia, descubrimos un aspecto clave a la hora de interpelar lo joven, es decir, cómo narra lo joven Banderas en Marte.

En cuanto a los elementos formales de los programas de Banderas en Marte, hacemos referencia a los códigos y claves instaladas en el lenguaje televisivo, que también forman parte del proceso interpelador. Para lograr este objetivo dividiremos el análisis en dos grandes códigos: Códigos de la realidad y códigos discursivos.

Los códigos de la realidad comprenden los códigos verbales y los no verbales. Cuando nos referimos a códigos verbales se hace referencia al discurso de los jóvenes expuesto en la pantalla y que pueden ser claramente identificados. Mientras que los no verbales, a su vez divididos en proxémicos y paralingüísticos, hacen relación a la manera como los personajes se sitúan espacialmente en el mundo, sus expresiones, sus gestos, sus posturas. Los códigos espaciales también hacen parte del grupo de los no verbales, y se refieren, a la ambientación, las modalidades de representar el contexto y los modelos de espacio subyacente.

Los códigos discursivos comprenden los códigos visuales, que hacen referencia a elementos propios del lenguaje audiovisual, es decir: la manera como es utilizada la cámara para narrar lo joven: planos, encuadres, angulaciones, movimientos, iluminación. Códigos gráficos, es decir, títulos, subtítulos, logotipos y animaciones usadas para la narración, y en general, todo tipo de elementos de carácter pictórico usados en la narración. Códigos sonoros, que se refieren básicamente a la narración auditiva y sonora de lo joven. Música, ruidos, efectos, voces en OFF / IN, etc. Códigos sintácticos, en este caso referidos al montaje de las imágenes.

Luego se identificarán los códigos axiológicos, los valores sociales que promueven los programas juveniles de Banderas en Marte, tanto explicita como implícitamente.

Por último, se cruzarán todos y cada uno de los elementos en un análisis que apunte a la manera como son tratados los temas de los jóvenes en Banderas en Marte, la manera como son narrados desde el lenguaje televisivo, y qué tipo de valores promueven esas representaciones mediáticas de lo joven. La metodología de este análisis consistirá en ir cruzando cada una de estas categorías con los tres niveles de significación de lo televisivo planteados por Di Chio y Casseti. Es decir, qué niveles denotativos, connotativos e ideológicos se evidencian en nuestro análisis de lo joven a través de la televisión.

Se han escogido tres programas para realizar el análisis textual: El Ocio, Bendito sea el Sexo, y Liebres, parados, lámparas, perros y calle. La razón que ha llevado al grupo a la escogencia de estos tres programas tiene que ver con el tipo de temáticas que manejan: el tiempo libre, el trabajo, la creatividad, el sexo, la responsabilidad de pareja, la discriminación y la delincuencia juvenil. Los escogimos pues consideramos que son temáticas que siempre han estado relacionadas con lo joven pero a manera de estigma social, algo que logra romper Banderas en Marte gracias al tratamiento conceptual, narrativo y estético que hace de dichos programas.

IX. ANÁLISIS TEXTUAL 9.1. DISEÑO TEMÁTICO Y ESTRUCTURA NARRATIVA EN LOS PROGRAMAS DE BANDERAS EN MARTE

Empezamos identificando la estructura narrativa, el diseño conceptual de los programa, el tipo de temáticas que trabajan, la manera como son abordadas, y desde qué puntos de vista lo son. Para llegar a este punto, primero identificamos la estructura narrativa básica, es decir, la manera como se organizan los programas para ser narrados. Luego, basados en la teoría de Bordwell, identificamos los Sistemas Formales No Narrativos que predominan en los programas. Y para finalizar, se identifican el tipo de temáticas, apuntando al diseño conceptual y al punto de vista.

9.1.1 Estructura básica por secuencias narrativas

En los tres programas analizados de Bandera en Marte (El Ocio; Bendito sea el sexo; Liebres, parados, lámparas, perros y calles…) identificamos lo siguiente en relación a sus estructuras narrativas:

• Los programas inician con una secuencia previa al cabezote, e introductoria al tema general desarrollado a lo largo del capítulo. En dos de los programas analizados (Bendito sea el sexo y Liebres, parados…) esto se cumple, menos en el caso de El Ocio, donde el programa inicia con el cabezote animado.

• En la mayoría de los casos, el cabezote animado corresponde a la segunda secuencia del programa. Sólo en el caso del ocio, el cabezote se convierte en la entrada directa a la narración del capítulo.
• Animación de presentación. Donde el personaje eje resume la historia de su vida en relación con el tema central del capítulo.

• Aparecen personajes e historias secundarias, que sirven de apoyo al personaje principal y a ala historia eje, y que además están relacionados directamente con el tema. En la mayoría de los programas las historias de estos personajes se van entrelazando con la historia principal, volviendo cada cierto tiempo a ellos nuevamente. Sin embargo en el programa de pandillas las historias de los personajes secundarios son contadas en una sola secuencia, debido en parte, a la fuerza dramática de los personajes principales.

• Generalmente se retoma la historia del personaje principal, convirtiéndola en eje y línea argumentativa del capitulo, después de cada secuencia con un personaje secundario. Este tratamiento estructural de la narrativa, permite una evolución constante de la misma.

• Se encontró dentro del esquema narrativo el recurso audiovisual del video-clip. Estos video-clips son construidos desde las prácticas musicales y culturales realizadas por los mismos personajes. Estos videos por lo general se ubican en la mitad del capitulo y por la misma estética del video clip generan un cambio en la narración.

• En la estructura de los capítulos analizados esta siempre presente una secuencia donde convergen o se encuentran las historias principales del capitulo que por lo general, presentan puntos de vista aparentemente diferentes. Esta secuencia es una conversación entre los dos o más personajes.

• A lo largo de los capítulos y su estructura vemos 2 o 3 intertítulos que son frases populares o celebres relacionadas con el tema que funcionan como cortinillas o puntos de separación.

• Todos los capítulos terminan con una secuencia donde los personajes que intervinieron, reflexionan o dan un testimonio final sobre el tema expuesto.

9.1.2 Manejo de temáticas

• Liebres, parados, lámparas, perros y calle: Este capitulo trabaja el tema del rechazo social y represión del que son victimas ciertos grupos juveniles y la manera como los jóvenes son estigmatizados por su forma de vestir, sus ideas políticas, sus gustos musicales o simplemente por su condición social.

• Bendito sea el sexo: La manera como los jóvenes vive su sexualidad, representados en este caso por una pareja de recién casados, una estudiante virgen, una lesbiana, una chica bisexual, y un grupo de adolescentes, se convierte en el tema central de este capítulo. De este tratamiento se desprenden sub-temas como la sexualidad responsable, la comunicación de pareja, la diversidad sexual.

• El ocio: Las diferentes formas como los jóvenes invierten y manejan su tiempo libre es el tema de este capítulo. El ocio se convierte entonces, no en una pérdida del tiempo, sino en un espacio necesario para la creación y el crecimiento personal de los jóvenes.

La manera como Banderas en Marte aborda estas temática se fundamenta principalmente en el respeto por la diferencia. Este respeto se evidencia en la forma como son vistos los personajes, no como meros informadores, o como vehículos para explotar de ellos sus miradas más morbosas y sensacionalistas. Todo lo contrario, los personajes son ejes para la narración, y como se vio en el punto anterior, quienes organizan la estructura narrativa de cada programa. Por ejemplo, en el capítulo Liebres…, a pesar de ser personajes cuya interacción con la calle es evidente, ya sea porque han vivido en ella, o porque ven en la calle un espacio de encuentro, de lucha por sobrevivir, de expresión de ideas políticas, o simplemente como espacio laborar o lúdico. Los personajes se convierten entonces, en las voces que van entretejiendo la narración, dándole un tratamiento humano, resaltando el respeto que existe hacia el personaje. Nunca se escucha la voz de un narrador externo que guíe la historia, incluso los puntos de vista dados desde el manejo de la cámara, apuntan siempre al personaje.

Lo popular es otro aspecto crucial en el abordaje temático y conceptual de Banderas en Marte. Las historias y los discursos que se representan en cada capítulo son, por lo general, de un clase media baja, enfocado a estratos 1,2 y 3. Al hacer esto, Banderas en Marte parece exponer la tesis que fundamenta su estrategia: lo popular es valioso en la construcción de todo proceso democrático. Esa clase media popular, inmenso porcentaje de la población colombiana, por lo general es vista desde los estereotipos de lo mediático, donde el hombre joven de clase popular se convierte en Rafael Méndez, la familia se representa desde la caricatura de Los Reyes, “la reina de la pantalla colombiana es Catalina Aristizabal, ella es un cuerpo y una sonrisa que cada noche seduce y encanta con su frescura y ángel. Ella es real, parece de ficción. La heroína de la tele es Bety Pinzón, ella opaca a las bellas por su inteligencia, alucina por su sentido del humor y llegó al cielo de las estrellas por su solidaridad. Daniela es la más cercana a la realidad, ella es la mujer común y corriente, la que no es Catalina ni Bety, por lo tanto la más cercana. Tres ficciones para representar a Colombia, tres promesas de colombianidad” . Lo que se ve en Banderas en Marte es una intención por transfigurar esa mirada desde lo popular, expresada con sus propias voces, con sus propios lenguajes, y como se verá más adelante, desde sus propias estéticas y recursos visuales. En este punto del tratamiento temático, las miradas apuntan a un mismo lugar: la relevancia de la heterogeneidad de puntos de vista, que desde lo popular construyen ciudadanía, nación, educación y democracia.

9.1.3 Sistemas Formales Retóricos y Abstractos en Banderas en Marte

Al visualizar los tres programas se encontraron varios elementos que dan pistas para inferir que éstos están dentro de los lineamientos de los sistemas retóricos y abstractos estudiados por Bordwell.

El Sistema Retórico organiza el relato centrándose en la persuasión. Se argumenta una idea y se presentan pruebas para guiar al público hacia eso que queremos que entienda. Por lo general los argumentos expuestos en este tipo de sistemas echan mano de fuentes expertas que hagan más creíble lo que se dice. En el caso de Banderas en Marte, aunque no pretende guiar al público a una idea concreta ni convencerlo de nada abiertamente, ni tampoco utiliza fuentes expertas, es innegable que hay un trasfondo político claro, una idea y un tratamiento respecto a los temas que los realizadores quieren dejar claro en los espectadores. Incluso, las fuentes expertas que por lo general validan los testimonios en este tipo de Sistema Narrativo, en Banderas en Marte vienen dadas desde el testimonio de los mismos jóvenes; son ellos las fuentes expertas de cada programa, que desde sus experiencias se convierten en especialistas empíricos en los temas tratados.

El Sistema Retórico se aprovecha de creencias en cuanto al tema asentadas en las dinámicas sociales y culturales del grupo. Este recurso se identifica claramente en los programa analizados porque miran a los jóvenes desde sus practicas cotidianas, sus lugares de encuentro, sus intereses artísticos y creativos, sus gustos, sus discusiones en torno al sexo, a la religión, a la familia, a la formación en valores como individuos políticos. Todo esto es la materia prima de los investigadores y realizadores de los programas.

Otro elemento clave en la organización del Sistema Retórico tiene que ver con la utilización de las emociones para fijar los conceptos e ideas sobre algo. Banderas en Marte apela a las emociones en la medida en que visualiza historias de vida de la gente común que pueden ser cercanas a la de los espectadores. Además, el abordaje humano que hace el programa dándole prioridad a sus personajes es otra manera de generar emociones, y por ende, de organizarse desde lo retórico.

Los Sistemas Formales Abstractos organizan las ideas del relato con base en los aspectos meramente pictóricos de la imagen, atrayendo la atención hacia las cualidades visuales, sonoras, de formas y colores, basándose en gran medida en la contemplación de las mismas. En Banderas en Marte, sus animaciones, y ciertos tratamientos de lo gráfico y lo multimedial, podría ser un ejemplo de la característica abstracta, en cuanto hace de la historia narrada un juego de formas y composiciones a partir de dibujos y trazos de colores. La cámara es también abstracta, en la medida en que se sale de movimientos, exposiciones, encuadres, composiciones, y en general, de técnicas convencionales a la hora de narrar audiovisualmente.

Aunque en menor grado que los dos Sistemas anteriores, el Sistema Categórico está presente de alguna manera en la estructura narrativa de Banderas en Marte. Categórico, por la manera como la estructura de los programas tiende a convertirse en un formato similar y repetitivo, lo que resulta atrayente y fácil de entender. Se ve una animación en la presentación, una introducción, un video clip en el intermedio, y unas reflexiones finales con todos los protagonistas implicados en el capítulo.

9.2. ELEMENTOS FORMALES 9.2.1 CÓDIGOS DE LA REALIDAD: 9.2.1.1 Códigos verbales:

• EL OCIO: “Yo le dedico mucho tiempo al ocio, que en realidad es dedicarle mucho tiempo a mí mismo.”

Identificamos todo tipo de códigos verbales relacionados al tema central del capítulo, frases, terminologías y jergas en relación al uso dado por los jóvenes a su tiempo libre.

Diego, el personaje principal de este capítulo, es un joven de 29 años, diseñador industrial de la Universidad Nacional. En sus testimonios, y el lenguaje utilizado para referirse al ocio, y a la manera como él lo ve en relación a trabajos socialmente aceptados, marcan de manera clara la posición del personaje frente al tema en cuestión. “Vivimos en un mundo del trabajo”, dice Diego, y al decir esto, se evidencia que el personaje no desconoce la importancia del trabajo para la vida social, su percepción del mismo sigue siendo positiva, sólo que para él, trabajar tiene valoraciones diferentes, más relacionadas con lo creativo y lo lúdico. “Ocio creativo”, de esa manera se refiere Diego al uso del tiempo libre en su vida; ocio que la ha enseñado a encontrar sentidos donde la gente normal puede que no los encuentre, “gracias a ese ocio yo he aprendido a ver la vida de otra forma”. Lo anterior, hace que el discurso de Diego se convierta no sólo en una reflexión sobre el tiempo libre, sino que más allá de esto, sea una posición frente a un proyecto de vida. “La vida es muy importante como para pasársela trabajando”, esto, aunque pueda parecer un signo de pereza o irresponsabilidad, se convierte en realidad en un principio claro frente a la vida, de un joven que tuvo tesis meritoria en la Universidad Nacional, y que ahora, gracias a su ocio, adelanta proyectos audiovisuales independientes. En relación a esto, Diego deja muy claro que lo suyo dista mucho de un ocio improductivo, al momento en que se refiere al trabajo que adelanta actualmente como ilustrador: “yo le meto mucho la ficha a esto… esto es muy importante para mí…”, dice Diego mientras muestra sus ilustraciones, “y como yo no hago más nada, no puedo tener excusas de no hacer las cosas, si no las hago es porque no las hice, y ya, no me excuso”.

Ese ocio creativo del que habla Diego se confirma cuando dice: “en el colegio lo máximo que aprendimos fue el presente simple [inglés] pero leyendo las revistas de los X-Men he aprendido más”. A partir de esta afición a los comics, que Diego ha cultivado en sus ratos de ocio, ha podido orientar su carrera a un aspecto que realmente lo apasiona. Cuando habla de su proyecto para realizar un “corto de animación de suspenso”, Diego evidencia la influencia de los comics que ha leído, y las horas frente al X-Box, “nos nutrimos de muchas otras cosas, lo del X-Box nos ha servido para usar ese ambiente, esa atmósfera”. Las palabras “chévere” y “hechizo” van más allá de ser simples muletillas utilizadas constantemente por Diego, y reflejan el carácter tranquilo y relajado del personaje. “Chévere”, para referirse a algo bueno, positivo, agradable; y “hechizo”, para referirse a todo lo contrario, resumen la concreción de un lenguaje formado desde lo popular, y que se inscribe desde lo joven para significar, de manera sencilla, pero no por eso menos profunda, el mundo, y sus percepciones hacia este. Diego tiene bastante clara la manera como maneja su tiempo libre, y sobretodo, las ventajas que esto ha traído para su vida y crecimiento personal: “Yo le dedico mucho tiempo al ocio, que en realidad es dedicarle mucho tiempo a mí mismo.”

Alejandro, otro de los personajes del capítulo, es un chico de 19 años, Dj, que ocupa su tiempo libre haciendo producción musical para un grupo de reguetón. “Mi ocupación o mi actividad es bajar pistas, pasa mucho tiempo frente al computador… me gusta lo que es chatear… es otra parte en la que manejo mi tiempo libre… hacer producción, ser el show-dj”. Al igual que Diego, Alejandro ha sabido profesionalizar su tiempo libre, convertir el ocio, no en una pérdida de tiempo, sino en la utilización productiva del mismo, y en este caso, es una actividad que le permite ganar dinero: “esto me esta dando de comer ahorita, lo que es ser dj, lo disfruto mucho en mi tiempo libre y me da dinero”, “yo no trabajo por dinero sino que el dinero trabaja para mi.” Pero lo que más le gusta a Alejandro es el hecho de “trabajar para divertir a la gente…”. Esta característica de su trabajo, es quizá también lo más importante, lo que genera en Alejandro un fuerte lazo con su labor como productor musical y Dj, haciéndolo hace responsable y dedicado, porque sabe con su trabajo “soy una persona que le sirve a la gente, no par mal sino para un bien… por ejemplo como tratábamos en los regueton party, era una rumba totalmente sana, no había cigarrillos, no había licor, no había drogas…” Y va mucho más, porque con su trabajo, Alejandro dice estar contribuyendo de alguna manera con ciertos problemas que enfrenta la juventud, “… y por ejemplo, los domingos, en vez de irse a buscar un problema con drogas, o a robar o algo así, ellos se iban a los reguetón party a desestresarse totalmente, y también a disfrutar.” En contraste con Diego, los gestos de Alejandro, la pronunciación de sus palabras, la coherencia de sus frases, son más representativas de lo popular. Alejandro es un personaje que representa todo un sector de la ciudad, si se le analiza desde una óptica mas barrial se puede decir que tiene un lenguaje mas coloquial, y menos estructurado. Palabras como “salir adelante… grabar una buena cantidad de discos.. buscar una buena disquera que nos patrocine”, son expresiones que hablan de un proyecto futuro del personaje y de la necesidad de surgir que se encuentra muy arraigada en la cultura popular.

Finalmente, podemos decir que la significación de trabajo cambia radicalmente con el tratamiento que el programa hace desde la mirada joven. Lo que se deduce del discurso de Alejandro y de Diego, es que para ellos, el trabajo no significa una esclavitud, sino un lugar donde convergen gustos y diversión.

“Yo nací para eso, el trabajo social y las mujeres es mi vida, yo me divierto estando con ellas…”, dice Sindy, una niña de 15 años, que en su tiempo libre trabaja en una fundación de mujeres. Cindy reitera la idea del trabajo como diversión, y el trabajo en relación a los gustos e inquietudes individuales de cada joven. En lo que expresa, Cindy plantea el papel de la mujer en los diferentes sectores donde se mueve en su vida diaria, y desde el uso de su tiempo libre, lucha por transformar estos estereotipos de género con los que convive en su cotidianidad, “no nos podemos poner algo ancho por que ya somos marimachas… no podemos jugar en falda porque ya se nos ven los cucos….cosas así… apoyar ir como detrás de los derechos de los jóvenes.”

Los códigos discursivos encontrados en el video-clip de este capítulo están ligados totalmente con el lenguaje del reguetón, utilizan una rima muy sencilla, de influencia rapera, expresando la necesidad por parte de los jóvenes para que su personalidad, sus espacios y su tiempo libre sea respetado. Es un lenguaje, que si bien no es agresivo, si podría considerarse contestatario o de resistencia. Todo el lenguaje utilizado para referirse al tiempo libre en el video-clip, refuerza las ideas planteadas a lo largo del capítulo en relación al ocio en los jóvenes.

• BENDITO SEA EL SEXO: “El sexo es el alimento de la vida…”

Empezaremos identificando los códigos verbales encontrados en la animación que introduce el programa. Hemos identificado dos elementos claves: Uno, lo relacionado al uso del lenguaje popular “…a lo bien jamás imagine que existiera una chica como tu…”; y dos, lo referente al tratamiento que se dará al tema, que desde el lenguaje se evidencia nada moralista sino más bien usando un discurso franco, abierto y joven. “hay mi vida no se valla todavía no me deje así todo calientito…sumercé está hecha una verdadera reina…”

Cristina es una joven de 22 años, y trabaja en el almacén de su papá, “Colchones Lady Dy”. Para Cristina la sexualidad está directamente relacionada con el amor hacia la pareja y con una relación estable, “mi pensamiento y mi idea, era que cuando yo estuviera con un hombre pues que fuera el único…”. De hecho, Cristina nos habla sobre su experiencia con Edilberto, su pareja actual y con quien tuvo su primera relación sexual, “en si mi papá me dio mucha libertad, me dejaba salir, eso sí ponía horario”, dice Cristina al referirse a la manera como era manejada la relación con su pareja desde su familia, demostrando la importancia que adquiere la confianza hacia los hijos al momento de hablar de sexo, que a su vez, genera autonomía a la hora de tomar decisiones. Para Cristina el sexo era importante, y lo era tanto que no quiso que fuese algo prematuro, sino pensado de manera responsable. Actualmente Cristina tiene una vida sexual activa, auque todavía no quiere tener hijos, por esto planifica y disfruta de su sexualidad. Para Cristina, el sexo no se resume al acto como tal sino que también encierra todo lo relacionado a la comunicación de pareja, “no… pues el sí quería pero yo le decía que no… estuvimos dos años de novios y fue cuando tuvimos nuestra primera relación…” “…las relaciones sexuales en una pareja son muy importantes porque es una manera de expresarse… porque no es tanto hacerse sentirse bien uno, sino hacer sentir bien a la otra persona… cuando las relaciones sexuales fallan, yo creo que lo primero que uno debe tomar es el diálogo, para saber qué es lo que quiere la otra persona y podérselo brindar…” El diálogo y su importancia en la sexualidad es algo que dejan claro todos los jóvenes en sus testimonios.


Edilberto es el esposo de Cristina, y junto a ella son los personajes claves de este capítulo, tiene 23 años, toca la guitarra en un grupo de metal y se gana la vida organizando cortes militares para quinceañeros. En los diálogos y testimonios de este personaje, se ve marcada la diferencia con su esposa en lo referente a la sexualidad. Mientras Cristina es más romántica, para Edilberto la iniciación sexual y la experiencia es una condición importante del ser hombre, “uno tiene siempre sus goces…rico…lo mas rico de tener sexo es el descargue de energía…”, “la vida de músico es relajante…le llueven las mujeres y alguna cae”, “lo convidaban a uno y pues rico igual uno esta aprendiendo”. Con estos dos personajes, y lo que expresan en sus intervenciones se puede ver de forma clara las posturas contrarias como socialmente se entiende la sexualidad desde los géneros. Sin embargo, al final del capítulo, los códigos verbales expuestos por Edilberto dan cuenta que a pesar de esas creencias sobre la sexualidad, y esa aparente discrepancia entre los géneros en la forma como se aborda lo sexual, existe un punto de convergencia, en lo relacionado al diálogo, a la comunicación de pareja, y a la sensibilidad para comprender al otro; al respecto, Edilberto dice lo siguiente: “Yo decía que cuando consiguiera la mujer que era iba a cambiar…” “… hay que tener algo de mujer para saber que sienten ellas y así comprenderlas más…”

La chica lesbiana (personaje anónimo), narra las circunstancias por las que suele pasar una mujer en el proceso de aceptación de su homosexualidad frente a su familia, amigos y su pareja heterosexual, “estuvimos cuatro años juntos… fue una experiencia bastante bonita… él no es como esos tipos desagradables machistas, pero faltaba algo, pensé que nada, pues que esto era por otro lado…decidí dejar las cosas así, conocí a otra chica y eso fue lo que puso punto final…”. Desde ese momento aceptó su condición lo que le significó conflictos en su familia, “mi mama es la mas tolerante…con mis hermanos tengo como conflictos, ellos piensan que hay algo desviado de la norma, que no es una conducta normal…les cuesta…”. En definitiva, lo que plantea la chica en su discurso, es que las preferencias sexuales son algo natural, que no están ligadas a concepciones que las miran como una desviación, o como traumas, o como anormalidades, u odios infundados hacia otros géneros, sino simplemente como la decisión autónoma sobre su propio cuerpo.

Cindy, es una estudiante de bachillerato de 17 años, y aún no ha tenido su primera experiencia sexual. El lenguaje utilizado por ella muestra una fuerte presencia de lo melodramático en sus percepciones sobre la sexualidad, “estoy esperando la persona adecuada para entregarme…además a mi me da mucho miedo porque yo he tenido muchos espejos… mi mamá me dice, mire los espejos y lo que han hecho…Y yo me imagino.” Se entiende lo melodramático, según lo expuesto por Martín-Barbero en De Los Medios a las Mediaciones, como aquel género donde las hipótesis narrativas que se trabajan son las del personaje, o el héroe, que se debe enfrentar a un antagonista para poder salvar a su heroína, la que por lo general es una mujer débil, sumisa, asustada, que espera a que la solución a sus problemas se de por agentes externos a ella misma, bien sea su galán, o un milagro, o la familia, o la religión. También se evidencia en lo dicho por Cindy, la manera como los jóvenes tienden a aprender de las experiencias de otros jóvenes, y en este caso específico, deja ver la fuerte problemática en relación a embarazos no deseados y la paternidad irresponsable, “a mi me dicen unas que es rico, pero yo me doy cuenta que las utilizaron y ya…como quien dice, las dejan hay tiradas…”. Otro aspecto relevante en lo dicho por Cindy es la importancia de la autonomía a la hora de decidir tener relaciones sexuales, “y cuando esta suceda me gustaría que fuera muy especial y que no valla a ser forzada…. hay que tener primero que todo responsabilidad”.

En este capítulo, el video-clip del grupo Impacto Creciente, es una canción de rap titulada “Más Que Sexo”, y su letra es un mensaje claro y directo hacia las estudiantes. “Pilas, pilas señoritas que aquí viene el cazador, que tiene más parlamento que un experto trovador”. Valiéndose de un personaje a quien tildan de “cazador”, los chicos de Impacto Creciente hacen una analogía, donde las señoritas de una escuela son las presas, y los expertos trovadores, artífices del enamoramiento, los cazadores que andan en su búsqueda. Si el cazador las caza, echando mano de sus armas, “te endulza el oído, te sube hasta las estrellas…”, el resultado será el abandono… “te besa, te coge, te usa, eres una más de ellas…”. El punto de vista expuesto por los chicos de Impacto Creciente es crudo y real, no está ligado a concepciones románticas del amor, como en el caso de Cristina y Cindy, o a términos más relacionados con un proceso de crecimiento y maduración sexual como en el caso de Edilberto, tampoco les interesa lo relacionado a las inclinaciones sexuales, como en otros casos, su lenguaje es directo y va al punto, tocando una realidad evidente en las prácticas sexuales de algunos jóvenes: la concepción del sexo como simple acumulación de experiencias. Sin embargo, conociendo esta realidad, y precisamente por eso, Impacto Creciente habla de la responsabilidad y el uso de métodos anticonceptivos, es decir, no regula ni valida las prácticas del “cazador” que lo único que pretende es sumar una “presa” más a su lista, ni critica a las chicas que al final son “cazadas”, pero les ofrece un consejo y una salida sabia, “en el mejor de los casos ahí está el preservativo, para él no es un problema un embarazo efectivo, mucho menos se imagina ni le importa una infección…” ¿Y por qué no le importa un embarazo, ni pasa por su mente el problema de infecciones venéreas?, pues Impacto Creciente tiene la razón a esto, “pues no sabe como es, falta es educación”, y al decir esto, el mensaje del video-clip, explícito en su discurso verbal, coloca el dedo, y las palabras, en el punto preciso, que ha sido el tema que ha lo largo del capítulo se ha tratado de manera implícita: la necesidad de fortalecer la educación sexual en los jóvenes, pero una educación que saliéndose de las aulas meramente académicas, centre sus preceptos en la experiencia de los mismos jóvenes. Al final, el problema que plantea Impacto Creciente, es que este problema de educación sexual lleva a que estas prácticas irresponsables de la sexualidad se propaguen y crezcan de una generación a otra, hasta el punto de que las hermanas, las sobrinas, las hijas, o hasta las nietas del cazador, se conviertan “en la nueva presa de un cazador como él”.

Tanto en Edilberto como en Cristina, y en otros jóvenes testimoniantes, se manifiesta un interés por mantener una sexualidad responsable, “no, que los niños no lleguen por un descache…” (Edilberto), por el uso de métodos anticonceptivos, “deberían regalar más condones, a veces uno no tiene plata….cuando uno tiene listo uno se los bota… pero si no pues paila…hay que cuidarse…”, dice Camilo de 19 años, uno de los integrantes de Impacto Creciente, mientras conversa con sus amigos en un Sex-Shop, y por la aceptación a las preferencias sexuales, “creo que la diversidad sexual es móvil, es dinámica, como el mismo ser humano y como la historia de la humanidad, entonces se puede partir desde la homosexualidad, la heterosexualidad, la bi-curiosidad, la hetero-flexibilidad, la lesbo-flexibilidad, la homo confusión, todas las diversidades son permitidas…”, dice Nikita, una chica de 24 años al reflexionar sobre los gustos sexuales en los jóvenes.

Por último, el discurso de todos los jóvenes apuntan a lo siguiente: La sexualidad es una realidad entre los jóvenes, y sería absurdo negarlo, y promover algún tipo de abstención. Lo jóvenes miran su sexualidad con responsabilidad, haciendo que prime el diálogo en muchos casos, o como un acto de disfrute y de placer, pero siempre enmarcado dentro de la protección adecuada. “El sexo es el alimento de la vida…”, dice Edilberto.

• LIEBRES, PARADOS, LÁMPARAS, PERROS Y CALLE: “la gente siempre juzga por la apariencia, es como un estigma visual…”

Este capítulo, de los tres analizados en esta investigación, es en el que más se ve utilizado el lenguaje callejero, desde los apodos con los que se suele autodenominar Danilo, un joven de la calle rehabilitado de 22 años, “divino… zarco…el yogur… pechigallina…”, hasta los términos usados por él mismo para referirse a las posiciones de respeto que debían ganar en la calle frente a los demás, “nos tocaba pararnos en la raya, defendernos por nosotros mismos… aprendí a tirar chuzo…”. La narración de Danilo, hecha durante la primera parte del programa, en la secuencia de animación, es un relato corto que resume su vida, su experiencia, y la refleja la vida en la calle. “Ahí era más duro la vuelta, le tocaba a uno pararse duro…”, dice Danilo refiriéndose al período en que vivió en la Autopista. Las frases de Danilo y sus expresiones rudas, son el producto de una vida igual de ruda, formada a la intemperie desde los 9 años de edad. “Los tombos jodían mucho, uno no podía dormir en paz… artos parceros murieron atropellados por los carros por estar corriendo de los tombos…”. Los tombos, los policías, se convierten para Danilo y parceros de la calle, en los tipos malos, los que nos los dejaban dormir y estar tranquilos. “En mi tiempo libre lo que hacía era deprimirme, extrañar mi hogar, mi cama… pero como uno es guerrero, pues cualquier pedazo de cartón servía como cama…”. Danilo se expresa, como el mismo lo dice, cual guerrero de la calle, extraña su hogar, pero sabe que su realidad está en la lucha por guerrearse un pedazo de cartón y sobrevivir; es decir, más allá de la adversidad, lo que Danilo deja ver en su discurso, es el rostro de un joven valiente, valentía que más adelante le servirá para salir de la calle y reorientar su vida, con la misma rudeza y fuerza de un guerrero. “En esta parte de acá dormíamos”, continúa narrando Danilo mientras señala los pastizales de una plaza, “aquí fumábamos bareta y nos encendíamos por lo que fuera… por dilemas maricas… porque uno no se tenía que dejar braviar… esa es la ley calle…”. Todas las intervenciones de Danilo, debido al lenguaje que utiliza, hacen alusión a esa ley despiadada que gobernaba sus acciones, la del más fuerte, la de la sobrevivencia. Danilo es el representante de una realidad, la indigencia en jóvenes y niños, y más adelante en el relato, se convertirá en un ejemplo de superación. “Yo estoy mamao de la calle… estoy mamao del ruedo… estoy mamao de robar… estoy mamao de las humillaciones… por eso es que ahora me estoy metiendo en unas vueltas más ásperas…” Y esas vueltas más ásperas de las que habla Danilo se refieren a su proceso de rehabilitación. Ásperas, porque reorientar la vida, para un joven que ha vivido y conocido los vicios de la calle desde los 9 años, no es nada fácil. Pero además, lo que expresa Danilo, cuando dice estar mamado de esa vida que llevaba y reclama por las humillaciones de las que era objeto, es la idea de la posibilidad de un cambio, y al decirlo, y al permitirnos escucharlo, se está poniendo en evidencia la necesidad del respeto, de su valor como ser humano. A través de lo que dice, se comprueba que Danilo ha recuperado esa dignidad que se había perdido entre los andenes. “Ahora cambio un bareto por un cuaderno, un arma por un taller, el deporte por un parche…”, “…la gente queda con la boca abierta, ya vio que uno sí…de ser un pegantero re áspero en el barrio, porque yo chupaba pegante en el barrio, ahora no, no lo hago, antes estoy dando un ejemplo…”

Yeyé, un joven de 20 años, estudiante de bachillerato y rapero, inicia su relato contándonos sobre la noche en que la policía se lo llevó preso sin ningún motivo, “yo le dije, señor agente pero tiene una justificación para llevarme, y me dijo: ´¿no se va callar gonorrea?´, y a ahí fue cuando me metió el bolillazo, ahí delante de toda la gente, las esposas y a la camioneta…”. Para Yeyé, como para muchos de los jóvenes entrevistados, la tomba representa el ente de discriminación y estigmatización de la que son víctimas muchos jóvenes de estratos populares. “Yo callejeaba mucho y… en la calle uno conoce muchas cosas, gente brava conocí de verdad yo, uno no es que quiera ganar de malo ni nada de eso, pero cuando toca, toca, porque uno tiene que ganarse el respeto de la gente, porque la calle es la calle y en la calle no hay gente buena…”. El testimonio de Yeyé, por un lado, sirve como reflejo de una realidad de ciertos sectores populares, donde la convivencia en lo público se construye a base de respeto, o de hacerse respetar, aunque esas connotaciones de respeto no necesariamente deban desencadenar en actos delictivos. Por otro lado, cuando Yeyé se refiere a la calle como un espacio donde no hay gente buena, demuestra una concepción triste y cruda que un sector de la juventud tiene hacia lo público, y hacia la calle en este caso, como un espacio de conflicto y no de encuentro. Yeyé continúa hablando del respeto con un grupo de amigos raperos: “…vea yo a esa gente no le puedo quedar mal, porque donde yo les llegue a quedar mal, mejor dicho, pierdo el respeto, y el respeto es algo que no se puede perder…”, esa idea de respeto y hacerse respetar, idea que en Yeyé se forma por su experiencia en la calle y en los barrios pesados –como él los llama- donde ha vivido, es la materia prima que inyecta Yeyé a cada una de sus actividades, porque la búsqueda de ese respeto es también la búsqueda de la perfección, de hacer las cosas bien, y cuando habla de esto mientras organiza una vuelta con sus amigos, como nos daremos cuenta más adelante, se refería a la grabación de un demo que luego escucharemos al final del capítulo. Para Yeyé la música es muy importante, es una manera de salir adelante, “yo me junté con esta gente”, dice refiriéndose a los compañeros de su grupo, “porque ellos sabían a donde querían llegar, porque querían ir lejos, y dije, no, esta es la gente con la que yo tengo que andar…” En relación a sus canciones dice lo siguiente: “a mi gusta cantarle a todo, cantarle al amor, a la calle… porque lógicamente uno es como un poco resentido con las cosas, pero no me dejo llevar por eso, por eso me gusta cantarle a todo, porque antes de ser rapero soy persona…”. Yeyé lo tiene claro: de la vida que ha tenido que vivir y ver en el barrio, de las discriminaciones de las que sido objeto, nace ese resentimiento, pero su música, su rap es para él, como para muchos jóvenes de su condición, un elemento para enfrentar la vida, la adversidad, y expresar lo que sienten. En la letra del video-clip esto se ve reflejado claramente:

El video-clip de Jeisson Cardona (Yeyé), es de su canción Plantar Mi Bandera, allí, Yeyé dice lo siguiente: “metiéndole duro mi pana, haciendo las cosas con ganas, la letra me sale del alma, yo no canto por la lana… yo quiero llegar lejos para representar al barrio, para ayudar a mi mama…”, de esta forma, Yeyé planta su bandera, y habla de los deseos de superación de él, y de los jóvenes de los sectores más deprimidos de la ciudad, “censura y madura, me atacan con locura, la gente de mi barrio le pone quejas al cura… yo la cojo suave porque la vida está dura… avanzo sin estope de una manera frontal… digan lo que digan yo no soy un criminal…” , los estigmas de los que son víctimas, confundiéndolos con criminales por la ropa que usan, por sus cortes de cabello o su vocabulario, ante esto, Yeyé antepone el trabajo duro y frontal para lograr las metas, “por eso me choca mi pana que me traten como un maleante, yo quiero que toda la gente me mire como un cantante, brillante, gigante, cada vez más elegante…”; Yeyé conoce su condición, sabe que proviene de barrios del sur, que en ellos está su esencia como rapero y desea ser valorado por eso, “yo soy callejero de corazón abundante, humilde, sencillo, y sin aires de pedante…”.

Los jóvenes son concientes de la estigmatización de la que son víctimas, y se manifiestan en su contra haciendo lo que les gusta, como dice Rodrigo, un joven rapero de 20 años, “la gente siempre juzga por la apariencia, es como un estigma visual… porque no todos los raperos son rateros, o marihuaneros, o están reunidos para hacer algo malo… lo malo que yo veo es que ya no se puede dar uno ni un rato de esparcimiento…”. En sus testimonios también se pone en evidencia un deseo de superación, de salir adelante por medios lícitos y haciendo lo que más les gusta. Para ellos, como bien lo dice Yeyé, la razón por la que muchos jóvenes caen en la delincuencia tiene que ver con la familia, y “con los valores que a uno le enseñan, por ejemplo, yo soy alguien que puede pasar hambre pero nunca robaría, pero también es por lo valores que me han inculcado en mi casa.” La importancia de la educación en valores queda clara en este testimonio, al igual que en el expresado por Juan, de 23 años, cantante de Jam-Block, “los contextos se hacen según la educación, y ese es el problema, que no hay educación…”

9.2.1.2 Códigos no verbales

El lenguaje es una capacidad inherente de los seres humanos, por un lado permite el uso de la lengua y producir el habla, y por otro, hace posible que el individuo se apropie de su cuerpo y de las sensaciones, produciendo movimientos y gestos. El cuerpo también habla.

El lenguaje se clasifica en verbal y no verbal, cada hombre es y tiene la posibilidad de crear un lenguaje propio; para que no prevalezca el caos deben existir ciertas reglas que posibiliten una comunicación. El lenguaje no verbal ha desmitificado la utilidad del lenguaje verbal. La semiología del gesto, como ciencia emergente especializada en el estudio del lenguaje corporal, ha determinado por una serie de estadísticas, que el 75% de la comunicación es no verbal, y que este tipo de comunicación es mucho más confiable que la verbal, por pertenecer esta al ámbito del subconsciente. Con la palabra se puede mentir o manipular conscientemente, y aunque un solo gesto no puede determinar un mensaje, sí es posible que al acumular varios movimientos se pueda descifrar el contenido de este mensaje.

La semiología del gesto se divide en kinesia que estudia todo lo relacionado con el movimiento gestual de los individuos, la expresión de la cara, el accionar de las manos, etc. La proxemia identifica la orientación espacial de los sujetos y cómo a partir de ella se da la comunicación. Lo paralingüístico se refiere al tono de la voz, a los significantes usados a la hora de hablar, y a los énfasis dados a ciertas palabras.

En Banderas en Marte, los personajes comunican no sólo por sus discursos verbales, sino por su gestualidad, sus maneras de situarse espacialmente, sus expresiones, sus posturas y su tono de voz. En este aparte identificaremos este tipo de códigos.

9.2.1.3 codigos proxémicos y paralingüísticos

De Diego, el personaje principal del capítulo de El Ocio, se encontraron varios códigos referentes a su lenguaje no verbal. Diego tiene un tono de voz bajo, con un ritmo pausado, tiende a mover constantemente sus cejas al hablar, su sonrisa es pequeña, y continuamente coloca sus manos sobre la cabeza cuando está hablando. La lectura que se hace de esta gestualidad de Diego frente a la pantalla nos muestra a un joven tímido, introvertido, inexpresivo corporalmente, infantil en contraste a su lenguaje verbal que expresa madurez frente a la vida y el trabajo. La mirada de Diego es pensativa y sus ojos se mueven rápidamente a diferentes puntos, esto parece reafirmar el carácter indeciso del personaje, quien por algún tiempo anduvo desorientado y sin claridad respecto a su proyecto de vida.

Las posturas de Alejandro, de manera inconsciente, transmiten su deseo de construirse como adulto, como alguien dueño de su vida, independiente, capaz de sacar adelante un proyecto como productor musical. Ser adulto significa también ser respetado y ser tenido en cuenta, y es quizá esto lo que intenta comunicar Alejandro desde sus posturas kinésicas. Su dedo índice, por ejemplo, se ubica la mayoría de las veces en la sien, dando señas de concentración; la mano en la boca mientras escucha a Flow de Barrio, los brazos cruzados y las manos sobre sus piernas cuando da sus testimonios, significan un manejo de la situación, manifiestan una forma de aparente control.

Desde la semiología del gesto, existen evidencias claras que contraponen las posturas y maneras de relacionarse con el mundo, entre Diego y Alejandro. Mientras Diego, el mayor de los dos, corporalmente es más infantil y más tímido, Alejandro intenta convertirse en adulto a través de sus gestos. Además, el lenguaje verbal también es opuesto en este caso; el lenguaje de Diego es más estructurado, claro y maduro, mientras que las afirmaciones de Alejandro van más de acuerdo a su edad y en desacuerdo con su kinesia. Teniendo en cuenta que la kinesia habla desde el inconsciente, cuando Diego afirma en el encuentro con Alejandro que se está “volviendo viejo” al mencionar su edad, su conducta infantil está negando eso mismo que ha afirmado verbalmente.

En el capítulo de El Ocio, se distingue al final un símbolo paralingüístico bastante evidente, y que culturalmente está significado con el concepto de la flojera, pero que en el caso de la temática manejada en El Ocio, se convierte en una ironía: la hamaca donde descansan los personajes para dar sus reflexiones finales. Un recurso semejante es el usado en Bendito sea el sexo, donde cada uno de sus personajes se presenta acostado en una cama roja, sobre un cojín en forma de corazón. Al final del capítulo, el testimonio concluyente es dado utilizando un marco decorado de manera muy kitch y en forma de corazón donde sobresale el rostro de los personajes.

En Edilberto, uno de los personajes de Bendito sea el sexo, el gesto que acompaña a cada una de sus palabras es una leve sonrisa. Su voz es gangosa, su cuerpo inexpresivo y rígido. Está gestualidad, de acuerdo a como hemos definido la kinesia, sugiere tres cosas: primero, un síntoma de nerviosismo frente a las cámaras; segundo, una posible mentira respecto a lo que afirma; o tercero, que simplemente al reírse con picardía, recuerda sus experiencias sexuales. Esta sonrisa se transforma en una total seriedad cuando asume su rol de cadete dentro de la corte marcial en los quinceañeros; es este caso, sus gestos indican fortaleza y estoicismo de la disciplina militar.

La mirada de Sindy, en el programa de El Ocio, es atenta, su tono de voz es fuerte y claro a pesar de un leve “seseo”, sus manos siempre están en movimiento. De la misma forma, Indira se expresa claramente, con un tono de voz fuerte y una buena pronunciación, su mirada es serena, y frunce el ceño al hablar, al igual que con Alejandro, su actitud revela cierta adultez, pero en este caso, no sólo corporalmente sino también a través de su lenguaje verbal. Sindy, con sus 15 años, demuestra ser una chica madura, segura, consciente y clara frente a su proyecto. Cristina, la esposa de Edilberto en el capítulo del sexo, es una joven de contextura gruesa que se maquilla, siempre mueve sus manos mientras habla y nunca mira a un solo punto sino que dispersa su mirada por el espacio; tiene un tono de voz suave. Acostada boca arriba sobre su cama y llena de muñecos habla sobre la sexualidad, Cristina es una mujer maternal, tierna y romántica. En una secuencia del capítulo, Edilberto y Cristina van de la mano por una calle, él es quien la lleva y la guía por el camino; y en otra secuencia donde aparecen los dos, ella está ubicada detrás de él. Los casos anteriores, desde aproximaciones hechas por la proxemia y la kinesia, hablan de una relación que parece sustentarse desde los patrones tradicionales donde es el hombre quien domina la relación de pareja.

La mujer lesbiana, es una joven de cabello corto, de contextura menuda, en esta secuencia no se determina muy claramente los movimientos corporales debido a la estética visual utilizada para no identificar al personaje. Por esto mismo, los códigos paralingüísticos son los más relevantes y evidentes en la presentación de este personaje: su tono de voz es dulce, fuerte y claro. Se expresa con seguridad, con una dulzura y suavidad que la hacen ser bastante femenina. El movimiento de sus manos es constante y lo utiliza para reafirmar y fortalecer sus frases. Nikita, al igual que el caso anterior, es una mujer con un tono de voz amable, tierno y femenino; esta feminidad podría contrastar con su cabello corto, su pircing, su vestuario agresivo, y sobre todo, con la expresividad abierta y despreocupada de su cuerpo frente a sus amigos. Cindy, la niña de 15 años que aún no ha tenido su primera experiencia sexual, es de contextura gruesa, y combina su uniforme de colegiada con accesorios llamativos y recargados de color. El tono de voz de Cindy es bajo y habla pausadamente. Su actitud corporal es la de una adolescente y está en concordancia con su discurso.

Danilo, el personaje central de Liebres, parados…, se expresa, de manera verbal como no verbal, como un joven de la calle. Es de baja estatura, fuerte, maneja su cuerpo con seguridad y agilidad, camina bamboleando su cuerpo como si se enfrentara a otros, levanta los hombros y se mueve todo el tiempo como si a todo momento estuviese preparado para atacar, a la defensiva. Al momento de se encuentro con Yeyé, esta seguridad y rudeza da paso a una intranquilidad y nerviosismo, su voz se hizo quebradiza, y su actitud agresiva se volvió noble, la de un chico que conoce a un amigo que puede enseñarle algo más de lo que le gusta: el rap.

Los jóvenes raperos es un grupo que aparece en los tres programas, evidenciando la relación directa de la música popular con lo joven, pero al mismo tiempo, marcando una serie de códigos no verbales bastante dicientes. En el Sex Shop, donde conversan los integrantes de Impacto Creciente, y unos bailarines de brake-dance sobre sexualidad, su orientación espacial habla de la necesidad de grupo, en cámara los vemos siempre conversando juntos, en grupos de dos o tres, interactuando entre ellos con camaradería y mucha cercanía, y con gestos exagerados propios de la cultura rap. El rapero cruza las manos porque quiere infundir respeto, y esa misma proxemia muestra quién es el líder del grupo. Paralingüísticamente, los raperos son muy gestuales, el manoteo constante al hablar y al cantar es una manera de situarse en el mundo, un cuestionamiento al otro “¿qué tal te parece lo que estoy cantando?, ¿muéstrame qué dices tú?”, y también es una manera de resistencia desde su música, como si a través de sus gestos, el rapero preguntara “¿por qué me oprimes?, ¿por qué me excluyes?, ¿cuál es tu problema?”. La postura retadora, la mirada de superioridad del rapero, sus manos en los bolsillos -como en la secuencia inicial de Liebres, parados… donde muestran al grupo de raperos en la cancha del barrio, o en el montaje donde se presenta a Yeyé en una sucesión de planos disueltos- , muestran una actitud aparentemente agresiva pero que en últimas no es más que un mecanismo de defensa frente a la sociedad. La orientación espacial de los raperos –como en la secuencia inicial de Liebres, parados…- en sus lugares de encuentro, marcan una ubicación que se puede comparar con su situación en la sociedad: se reclinan contra las paredes para observar con detalle su entorno, dejando el centro vacío, para darle lugar al baile, y para acentuar su condición periférica, de resistencia y de exclusión.