TESIS EN COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO

EN ESTE BLOG ENCONTRARA TODOS LOS ARTÍCULOS, LINKS E INVESTIGACIONES DE LOS DOCENTES DE LA UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO SECCIONAL CARIBE, PATRICIA RUIZ ACERO, GERARDO FERRO ROJAS Y DAVID CANEVA AKLE. ESTOS DOCUMENTOS CONFORMAN LA TESIS FINAL SOBRE INTERPELACIÓN Y REPRESENTACIÓN JUVENIL A TRAVÉS DEL PROGRAMA BANDERAS EN MARTE DEL CANAL PÚBLICO NACIONAL "SEÑAL COLOMBIA"

4/11/2007

IV. JUSTIFICACIÓN

La necesidad de estudiar la representación de lo joven en la televisión está fundamentada en la importancia de ésta como herramienta, no sólo de visualización de saberes e imaginarios, sino en su innegable capacidad para la construcción de redes simbólicas de relaciones y significados entre las audiencias juveniles que la consumen.

¿Es la televisión un vehículo para la visibilidad e inclusión de los modos de percibir y pensar la ciudad por parte de los jóvenes? En una sociedad mediatizada como la nuestra, donde si bien lo “mediático no agota lo comunicativo”, en palabras de Guillermo Orozco Gómez, es también cierto que lo comunicativo indudablemente se ve resignificado y reconstruido a través de lo mediático. La relación entre los sujetos sociales y los medios, y en especial la televisión, es entonces una relación de mutua construcción, donde estos los tele-evidencian como actores sociales al tiempo que los redefinen como tales. “Al desplegar [los actores sociales] sus interacciones con el entorno y sus acontecimientos, al experimentar sensaciones y emociones lo hacen (en gran medida) a través de los medios; y mucho de lo que viven pasa por sus interacciones mediáticas.”

La relación de la televisión con el problema del desarrollo y la juventud en Colombia es primordial a partir de lo anterior. Son los jóvenes los espectadores más hambrientos a la hora de devorar programas televisivos, son el público más numeroso y más “indefenso”, de ahí que gran parte de la programación esté dirigida a ellos. Pero estos programas muchas veces son realizados desde una óptica consumista, viendo al joven como un público clave pero representándolo desde la estigmatización y los estereotipos. La pregunta que debemos hacernos es entonces, ¿de qué manera asumen los jóvenes la televisión?, y sobre todo, ¿de qué manera son vistos a través de la pantalla? Preguntas que deberían llevarnos a la reflexión planteada por teóricos de la TV, como en el caso de Omar Rincón: “Somos, según la tele una sociedad sin memoria, donde nada es comprobable, nada es afirmable, una identidad que es capaz de explicarse mejor desde la ficción que desde la realidad. Esa es nuestra Colombia representada en la televisión, sólo nos queda preguntarnos si nos gusta ser así como venimos apareciendo.”

¿Nos gusta ser así? La televisión ha desarrollado una nueva globalidad, un nuevo tipo de culturas mediatizadas, sustituyendo en gran medida los espacios antes exclusivos de la escuela o la familia, generando una conexión a través de la pantalla que define modelos de vida y patrones de comportamiento. “La televisión asume actualmente competencias que tradicionalmente llevaban a cabo las instituciones (…) y se ha convertido en una especie de panóptico del mundo, sin ningún tipo de obstáculos a la mirada de un espectador que es a la vez observador y observado; que utiliza el escenario televisivo para mirar y para ser visto.”

Estas múltiples miradas generadas en la televisión, esa característica de sortear las diferencias entre las experiencias individuales y las colectivas, se evidencian mucho más, en el caso de Banderas en Marte, cuando su naturaleza de televisión pública asume una posición dentro del marco amplio, heterogéneo y económicamente sólido de la televisión global. La globalización de la televisión, no sólo entendida como la masificación de productos televisivos, o la exportación de lenguajes, formatos y nuevas narrativas, sino más como la explosión de múltiples miradas, de múltiples referentes culturales y representaciones del mundo social y simbólico, ocasiona una dislocación geográfica de la cultura , una fragmentación en términos culturales y discursivos alrededor del ser y sentir la identidad, que si bien, es entendida no como “una cosa” lineal o fija sino como miradas fraccionadas de nosotros mismos, se hace indispensable igualmente la pregunta sobre lo nacional, lo regional, lo local, y en resumen, sobre las maneras de verse e imaginarse de los jóvenes, dentro del contexto local en medio de una lluvia globalizada, y a veces inconexa, de imágenes televisivas.

Preguntarnos por las identidades de los jóvenes, y el papel que la televisión pública juega en la construcción y resignificación de las mismas, es fundamental a la hora de pensar en una ciudad más incluyente, que posibilite la participación y visibilidad mediática de todos sus actores sociales en el proyecto de una ciudad democrática y pensada por todos y para todos. Esta participación y visibilidad se da en Banderas en Marte gracias a una estrategia pensada desde el edu-entretenimiento, el cual hace referencia a la posibilidad de educar a medida que se entretiene. El modelo de escuela-ciudad-escuela, asume a la ciudad como una gran ventana de aprendizaje, donde la urbe aprende de la escuela y es escuela al mismo tiempo. Es decir, los referentes para entender y estudiar la ciudad no sólo salen de la academia, sino que es la misma ciudad, a través de sus habitantes, quienes la usan, escriben y reescriben a diario, la que nos ofrece un sin número de referentes para estudiarla. “La ciudad es a la vez una herramienta de vida, de comunicación y de trabajo; un espacio para reconocernos, intercambiar valores y buscar nuevas metas.” La ciudad es entonces no sólo un espacio físico, sino también imaginario, donde viven y conviven, en lo público, los habitantes. Al interior de la ciudad se tejen sentidos, modos de vivir y relacionarse, y es esto lo que Banderas en Marte, desde lo joven, pone en evidencia, y que justifica en gran parte la necesidad de analizarla a profundidad.

La televisión como herramienta educativa, tiene que pasar indiscutiblemente en este caso específico, por una construcción virtual de la concepción de ciudad. Entonces, la ciudad se convierte también en la ciudad audiovisual: La ciudad que narran los jóvenes, que se construye desde la juventud, y que pasa por el tamiz de lo mediático. Lo audiovisual facilita la apropiación de sentidos al mismo tiempo que les da validez, ya que en buena medida, “el relato audiovisual es competente para permitir nuevas expresividades sociales porque siempre ha sido un modo de expresión inestable y abierto para los creadores que se atreven a aventurarse por la vida sin seguridades ni recorridos definidos” , es decir, que es capaz de adaptarse a las necesidades del mensaje y del tema que se busca, sólo el documental con su sentido de exhibicionismo y de mirada franca, puede acercarse al hecho de salir a la calle y observar la ciudad de hoy, que en este caso se enriquece puesto que comparte lenguajes similares al de la TV y el video. La ciudad de hoy es discontinua, fragmentada, con historias híbridas, plagada de microrelatos y de encuentros fortuitos; características que se pueden ver también en el discurso televisivo.

La imagen es una de nuestras principales formas de comunicación, “la esfera pública urbana es una acelerada superposición de imágenes” . Estas imágenes se constituyen en una forma de comunicar la ciudad y de comunicar las identidades que conviven en la misma. La tecnología ha puesto los equipos y sistemas de producción necesarios para que el video, como generador de imágenes de lo urbano, sea de fácil acceso y se constituya en un mecanismo para comunicarse con el otro, específicamente con aquel con quien compartimos la ciudad. En su texto “Dinámicas urbanas de la cultura”, Jesús Martín Barbero comenta como consecuencia de esto el surgimiento de “oralidades secundarias” que constituyen “el espacio de ósmosis entre unas memorias, unas largas memorias de vida y relato, y unos dispositivos de narración audiovisual nuevos, entre unas narrativas arcaicas y unos dispositivos tecnológicos postmodernos” .

El por qué de esta investigación se justifica dado que la televisión se ha convertido en una nueva aula virtual que educa queramos o no, al grado que “no sería posible entender hoy ni la educación fuera de la televisión (...), ni a la televisión al margen de sus audiencias, sus televidencias y de su educación como proyecto viable en las sociedades contemporáneas.” . Y es también esta investigación, una manera de conocer la forma como están siendo representados los jóvenes, sus gustos y necesidades en términos mediáticos, y al conocer esto, poder tele-evidenciar esas falencias a través de una verdadera pantalla que haga visible sus problemáticas.